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Por Publicado el: 04/12/2009Categorías: En la prensa

Fallece Vjekoslav Šutej, primer director de la Sinfónica de Sevilla

Vjekoslav Šutej, primer director de la Sinfónica de Sevilla

JUSTO ROMERO. El Mundo
“Yiyi ha muerto”. La noticia corrió como la pólvora entre los melómanos. Fue el miércoles por la tarde. “Yiyi” era Vjekoslav Šutej, el director de orquesta que en 1991 fundara la Orquesta Sinfónica de Sevilla y sería su maestro titular hasta 1996. Ha fallecido en su Croacia natal, en el Hospital Rebro de Zagreb. Tenía 59 años y sólo un año antes, en agosto de 2008, se le había diagnosticado una leucemia. A pesar de ser tratado en la prestigiosa clínica Fred Hutchinson Cancer Research Center de Seattle, y haberse sometido a dos transplantes de médula, la enfermedad le ha ganado la batalla. Luchó hasta el último momento contra ella, con la misma tenacidad con que empuñaba la batuta.
Vjekoslav Šutej fue un maestro de incuestionable proyección, cuya carrera siempre estuvo centrada en el repertorio lírico, género que envolvió su infancia y sentía como propio. Era hijo del tenor Josip Šutej y de la soprano Alemka Stefanini Šutej, miembro de la Ópera Nacional Croata. Comenzó sus estudios de dirección con Ígor Gjadrov en Zagreb y los completó en Roma con Franco Ferrara.
Su carrera comenzó como director artístico del Festival de Verano de Dubrovnik. Entre 1979 y 1989 fue director musical y artístico de la Ópera de Split. En 1986 inició su carrera americana, al ser designado director del Festival de Hollybush, en Nueva Jersey. Entre 1990 y 1993 desempeñó el puesto de director musical del Teatro de la Fenice de Roma, y en 1992 asumió la titularidad de la Opera de Houston, donde permaneció hasta 1997 y dirigió 19 nuevas producciones operísticas.
Pero su celebridad en España llegó tras la creación de la Sinfónica de Sevilla. Fue él quien seleccionó uno a uno todos los músicos de la plantilla inicial. Corría el año 1990 y era buen momento para aprovechar la apertura del bloque socialista y absorber buenos músicos provenientes de aquellos países. Šutej, bien apoyado por el entonces gerente de la orquesta sevillana, Francisco Senra y dotado de un fino olfato musical, logró entonces crear un notable conjunto orquestal, integrado casi todo él por profesores procedentes del Este europeo, y que pronto fue reconocido como una de las mejores formaciones sinfónicas españolas. El primer concierto de la Sinfónica de Sevilla y Šutej fue el 10 de enero de 1991, con unos deslumbrantes Cuadros de una exposición de Músorgski que presagiaban lo mejor.
Sin embargo, el tiempo, el desgaste y la crisis posterior a los fastos de la Expo y de las Olimpiadas, mermaron seriamente esas expectativas. Šutej, estupendo director del repertorio operístico italiano, no era el maestro versátil e integral que requería la nueva situación. La Sinfónica de Sevilla, en cierta medida hija suya, creció más rápidamente que su fundador. En 1996 la situación se hizo insostenible y tuvo que abandonar el podio que él mismo había forjado. Después, ninguno de los directores que le han sucedido al frente de la infortunada OSS han conseguido alcanzar su nivel, algo que en absoluto justifica el absoluto olvido que todos ellos –incluido el propio Šutej – sufren en el currículo de la orquesta y en la memoria de los melómanos. No deja de ser asombroso que ninguno de los directores titulares de la orquesta –Klaus Weisse, Alain Lombard y el propio Šutej- haya vuelto a dirigirla.
Junto a algunos conciertos ciertamente memorables, en otros Vjekoslav Šutej se dejó llevar por un temperamento que sentaba muy bien al verismo pucciniano –uno de sus momentos estelares fue la estupenda dirección que realizó de La Bohème en el Maestranza, en febrero de 1995- pero que chirriaba con una parte sustancial del repertorio sinfónico. Mozart, el clasicismo en general, el primer romanticismo y la música española fueron algunos de los puntos más débiles de su epidérmico modo de dirigir y de entender la música. Su grandeza como director brillaba en músicos como Rajmáninov, Prokófiev, Strauss o, por supuesto, Verdi, Puccini y, en general, todos los veristas.
Tras su partida en 1996 no volvió a dirigir en Sevilla. Las heridas siempre estuvieron muy abiertas. Un concierto programado hace ya algunos años se canceló en el último momento. Él siguió su carrera, con incursiones exitosas en escenarios tan importantes como la Ópera de Viena. Después de su trabajo en la capital hispalense contrajo nuevo matrimonio, con una mujer mucho más joven que él, Ivana, de 32 años, con la que tuvo dos hijos, una chica de ocho años y un niño de tres.
Esta nueva familia le acompañó durante los nueves meses que permaneció ingresado en la clínica estadounidense. En junio pasado regresó a Zagreb, e incluso tuvo energías para dirigir allí un concierto popular, “Ópera bajo las estrellas”. Pocos días más tarde tuvo que ser ingresado de nuevo en un hospital en Zagreb, donde se intentó realizar un tercer transplante de médula, pero no fue posible. Sevilla y su Sinfónica, tan dadas a olvidar sus amores, han de recuperar ahora su propia memoria y poner la figura de Vjekoslav Šutej en el lugar que le corresponde. Si en su día sus melómanos se desgañitaban en aplaudirle, hoy es el momento de reivindicar para él algo más que una cita en la pequeña hoja curricular de la orquesta que él tan admirablemente creo hace ahora casi dos décadas.

Vjekoslav Šutej, director de orquesta, nació el 31 de julio de 1951, en Rijeka (Croacia), y falleció el 2 de diciembre de 2009, en Zagreb, con 59 años.

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