La paz siempre debería ser posible y más en el mundo cultural. Paloma O’Shea y Teresa Berganza echaron pelillos a la mar sus diferencias cuando la mezzo dejó la Escuela Reina Sofía y viajaron juntas a Lucerna para saludar a Claudio Abbado y disfrutar de su “Tristán e Isolda”. Luego fueron al Casino, pero no creo que a ninguna les hiciese falta ganar. Sólo cenaron.
En Salzburgo continuaron las quinielas por acertar con el sucesor del nefasto y soberbio Ruzcika al frente del festival. Que si Domingo, que si Flimm -AL FINAL GANADOR-, que si un tapado o incluso el mismo Haefliger, hoy al frente de Lucerna. Claro que no le habrán supuesto puntos positivos a Domingo el escándalo veronés, con toda una Arena puesta en pié gritando que allí se iba a cantar y no a pasearse por el escenario mientras se ofrecían documentales de Mérida y Túnez. Un millón de euros dijo la prensa local que pagó el agente Dradi o Domingo, Pons y Palatchi por intervenir en media docena de piezas. Zeffirelli, director de los documentales, hubo de suspenderlos tras el levantamiento popular.
Tal desastre ha sido la suspendida “Carmen” en el I Festival Internacional de Sevilla que Escamillo –Ruggero Raimondi- se enteró por un amigo de la prensa que no hacía falta que viajase a Sevilla y que se podía quedar con el adelanto cobrado.
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