Mortier ya ha comenzado su huída hacia adelante, tal y como hiciera en Salzburgo cuando todos se le pusieron en contra. ¿Qué hizo? Poner a parir a los políticos e instituciones que le habían contratado, hasta el punto de presentar una producción de “El Murciélago” en la que se ridiculizaba a todos con sus caretas tapando la cara de los artistas. ¿Se imaginan en el Real algo así con las caretas de Aguirre, Lassalle y demás políticos a quienes Mortier “adora”? Lean lo que piensa:

http://noticias.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/espectaculos-general/mortier-seguira-en-el-real-a-pesar-del-recorte-del-33-de-su-presupuesto_89LTPScfPqbButTmKA3rk/

Pocas dudas se tienen sobre si la pretensión de Mortier sería irse o que le despidan con una indemnización, tal y como sucedió en el New York City Opera, donde apenas tomar posesión se quejó del recorte económico al que los patronos le sometieron tras conocer su propuesta de programación y se fue cobrando 400.000 dólares. (http://www.nytimes.com/2008/11/08/arts/music/08oper.html?_r=0) (http://www.bloomberg.com/news/2010-05-20/mortier-flew-first-class-got-400-000-at-n-y-city-opera.html) (http://philanthropy.com/blogs/philanthropytoday/in-the-arts-ny-city-opera-paid-400000-to-manager-who-never-took-helm/24186)

Y, finalmente, la pregunta que se hace todo el mundo musical: ¿qué responsabilidades asumiría Gregorio Marañón en este caso? Él se vio en un apuro cuando Lissner le falló y contrató a Mortier a vuelapluma, sin saber prácticamente de él más que lo que personas interesadas le transmitieron. Ahora le convendría informarse un poco más a afondo de cómo fueron las cosas al final de la era salzburguesa y al principio de la frustada era neoyorquina. Como es abogado debería revisar a fondo el contrato que le pasó a la firma y estudiar las salidas sin pagar un solo euro. Es sólo cuestión de inteligencia.