50 Aniversario de los Amigos de la Ópera de Madrid: El festivo triunfo de la voz
50 Aniversario de los Amigos de la Ópera de Madrid
El festivo triunfo de la voz
Escenas de Bellini, Puccini, Donizetti, Fernández Caballero, Verdi, etc. Solistas. Coro Vía Magna. Barbieri Symphony Orchestra. Oliver Díaz, director. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 26 de noviembre.
Empezó un día y terminó al siguiente, tan largo espectáculo como un Haendel o Purcell con los añadidos de moda, pero en esta ocasión nadie se aburrió, sino que todo el mundo disfrutó de lo lindo. La razón: el público obtuvo lo que deseaba, que no es otra cosa que escuchar cantar de verdad. Sobre el escenario más de una docena de artistas españoles dándolo todo, que es mucho. Esos que, como se dijo en clara indirecta durante los breves discursos de apertura y cierre, no existen para alguno. Allí estaba el director general del INAEM para escucharlo, aunque sorprendentemente nadie –al menos yo no vi a nadie- del Teatro Real. Esperemos que sólo haya sido un lapsus.
Allí estuvieron Mariola Cantarero, Francisco Crespo, Marina Rodríguez-Cusí, María Ruiz, Elisabete Matos, Enrique Ferrer, María Rodríguez, Federico Gallar, Celso Albelo, Yolanda Auyanet, Javier Franco, Nicola Beller Carbone, José Julián Frontal, Juan Jesús Rodríguez, Miguel Borrallo, Borja Quiza y Lola Casariego. Perdón si alguien queda en el tintero. En unos admiramos voces de caudal poderoso, en otros elegante línea de canto o temperamento expansivo, pero en todos la entrega, las ganas de poner toda la carne en el asador para homenajear a la Asociación de los Amigos de la Ópera de Madrid en sus bodas de oro. Tanto artista obligó a que Francisco García Rosado, entusiasta maestro de ceremonias del evento, centrase el programa exclusivamente en dúos. Fueron dúos conocidísimos, de los más bellos del repertorio, algunos quizá largos para la ocasión, como el mismo de soprano y tenor de “Lucia di Lammermoor”, en una especie de festiva borrachera canora. Sería imposible la cita individual completa e injusta la parcial, baste sólo reconocer el inmenso trabajo realizado por el director Óliver Díaz con los jóvenes de la Barbieri Symphony Orchestra, que supieron portarse hasta con buenos detalles en una gala que, todos sabemos, no puede permitirse largos ensayos.
Cerró el acto Manuel López Cachero, presidente de la Asociación, que tuvo el acierto de recordar a dos personas, hoy ausentes, que tanto hicieron por ella: Joaquín Calvo Sotelo y Antonio Fernández Cid. Desde estas líneas felicitamos a la Asociación, deseándola larga y próspera vida, reconociendo todo cuanto le debemos por haber mantenido fresca la afición y el género durante la larga travesía del desierto sin el Real con cartelones que harían la envidia de cualquier teatro, así como alentándoles a proseguir en la impagable labor de difusión que actualmente realizan. Gonzalo Alonso
Últimos comentarios