Recomendación: Diana Damrau, emociones grandes
Emociones grandes
Esta semana suceden algunas cosas importantes –musicalmente hablando- en Madrid. Pero las más importantes están relacionadas con el mundo del Canto. Por un lado, el miércoles se repone en el Teatro Real una puesta en escena mítica, la de una Aida de un Hugo de Ana requerido por un Juan Cambreleng al que se las dieron por todas partes por auspiciar un montaje de semejantes dimensiones. Geométricas y económicas. Hoy, 20 años después se añora, hasta el extremo de darle carácter de homenaje a Pedro Lavirgen (y aquí me paro, pues supongo que otros compañeros de página se encargarán de glosar el acontecimiento como es debido).
Sin embargo, hay otro en el que sí quiero detenerme, colocándolo en el centro de mi recomendación. Se trata de la entrega correspondiente del Ciclo de Lied, del CNDM (Centro Nacional de Difusión musical) y el Teatro de la Zarzuela, cuya protagonista será la gran Diana Damrau. Protagonismo que, en todo caso, la soprano alemana compartirá con el propio programa., sin duda uno de esos no ya bien diseñados sino de contenido prodigioso. Dos autores, Hugo Wolf y Richard Strauss; dos ciclos, El Cancionero italiano (una parte, claro) y las 4 Últimas Canciones, más cuatro canciones añadidas. Acompañada por el extraordinario Helmut Deutsch, Damrau dictará una de sus lecciones magistrales acerca del Lied, tomando como base a dos autores cuyo talento tienen que ver el uno con el otro lo mismo que el agua y el aceite. Frente al productivo, constructivo y positivo Strauss (para lo bueno y lo no tan bueno), el mundo de Wolf se desarrolla en un mundo de sombras y decisiones tomadas a medias y entre la duda y la indecisión. Dos espíritus casi antagónicos que ofrecen, no obstante, una producción vocal de una belleza apabullante y una creatividad sin límite. En el libro de canciones de Wolf hay todo un catálogo de propuestas, producto de un modo de operar discontinuo y sin pauta; un conjunto de instantes musicales de distinto –muy distinto- carácter emocional. El último Strauss es otra cosa bien diferente. Lo explica magistralmente en sus notas al programa Luis Gago; pero también de manera muy cruda: ni las cuatro últimas canciones iban a ser cuatro, ni salieron de la pluma de ningún ángel en busca de su propia despedida del mundo. Frente a los muchos misterios que encierra la música, uno de ellos nos sigue manteniendo en ascuas: cómo es posible que un loco como Wolf pudiera extraer de su mermada capacidad mental tanta belleza; o cómo es posible que un nazi redomado como Strauss se redimiera de tal gloriosa manera, cuando ya no tenía nada que perder porque se lo habían – con razón- quitado todo. Son misterios. Y gracias, precisamente, a que, también, son inagotables, seguimos emocionándonos con ellos. O lo que es lo mismo, sentimos emociones renovadas cada vez que acudimos a la escucha de una música verdaderamente grande. Pedro González Mira
Diana Damrau, soprano; Helmut Deutsch, piano. Obras de Wolf y R. Strauss. Teatro de la Zarzuela. Lunes 5, 20.00. 20 €.
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