Festivales para todos los gustos y colores
Festivales para todos los gustos y colores
Justo Romero
¡Un año más! Como casi desde siempre, los festivales de verano toman el relevo de teatros y auditorios para convertirse en epicentro de la vida musical internacional. Concluidas ya las temporadas de abono, los buenos -¡y pudientes!- melómanos de todo el mundo abandonan los cerrados teatros y auditorios de sus ciudades para lanzarse a combinar turismo y música y disfrutar de una oferta cultural excepcional. Y de todo tipo, desde los festivales de “marco incomparable” a los surgidos por haber nacido en la ciudad un músico ilustre o por cualquier otra excusa que sirva para captar la atención y el bolsillo de los mejores aficionados.
Desde la tradición de Salzburgo, Lucerna o Bergen, al peregrinaje a La Meca wagneriana de Bayreuth. De la imagen pícnic incluida de Glyndebourne, la solera de Edimburgo o Granada, el disfrute de San Sebastián y su veterana Quincena Musical a los marcos incomparables de Granada, Bregenz o Verona o a la magia de la noches blancas de San Petersburgo… Citas para todos los gustos y colores que requieren, esto sí, tantas dosis de melomanía como de saneada economía. Aquí se comentan únicamente algunos, los más prestigiosos, los de mayor solera. Faltan muchos, algunos también importantes -San Petersburgo, Bergen…-, pero el espacio de Beckmesser no es aún infinito.
Festival de Salzburgo. Fundado en 1920, el festival de música por antonomasia está a punto de cumplir sus primeros cien años de existencia. Anda embarcado en el inicio de una época nueva bajo la dirección de Markus Hinterhäuser, que propone una intensa, excelsa y variada oferta en la que durante 42 intensas jornadas se sucederán 206. Desde el 20 de julio hasta el 30 de agosto se desarrolla una edición pautada por la guía inspiradora del “sufrimiento, la pasión y el éxtasis”. Se inaugura con La flauta mágica, que regresa a la ciudad de su creador en una nueva producción dirigida musicalmente por Constantino Carydis y puesta en escena de Lydia Steier. El reparto incluye las voces de Matthias Goerne (inesperado Sarastro), Mauro Peter (Tamino), Albina Shagimuratova (Reina de la noche) y Christiane Karg como Pamina.
El cartel operístico salzburgués se completa con Salome de Strauss, con Franz Welser-Möst en el podio de la Filarmónica de Viena (escena de Romeo Castellucci, y John Daszak, Anna Maria Chiuri, Asmik Grigorian, Gábor Bretz y Julian Prégardien entre los protagonistas vocales); La reina de espadas de Chaikovski con el lujo de Mariss Jansons en el podio y puesta en escena del casi siempre controvertido Hans Neuenfels; La italiana en Argel de Rossini con el caramelo de Cecilia Bartoli como veteranísima Isabella, junto a Ildar Abdrazakov, Edgardo Rocha y Alessandro Corbelli, dirección musical de Jean-Christophe Spinosi; La coronación de Popea de Monteverdi a cargo de William Christie y sus inseparables músicos de Les Arts Florissants, con el protagonismo sorprendente de Sonya Yoncheva; y el regreso triunfal de Las Bacantes, de Henze, con Kent Nagano y la exitosa producción de Krzysztof Warlikowski. El proceso, de Von Einem, y Los pescadores de perlas (con Javier Camarena como protagonista), completan el surtido calendario operístico salzburgués.
No menos sustancioso es el apartado sinfónico. Como siempre, el protagonista casi absoluto recae en la Filarmónica de Viena, que será dirigida en esta edición por Andris Nelsons, Esa-Pekka Salonen, Riccardo Muti, Herbert Blomstedt y Franz Welser-Möst. La parrilla de orquestas invitadas incluye conciertos de la Sinfónica de Montreal con Kent Nagano; Sinfónica de la Radio de Viena (con el joven y ascendente director londinense Kerem Hasan); Orquesta del Diván con Barenboim; Sinfónica de Londres con Simon Rattle; Joven Orquesta Gustav Mahler con el joven pero ya más que bien consolidado Lorenzo Viotti, y la Filarmónica de Berlín, que clausurará el festival con dos conciertos dirigidos por Kiril Petrenko, el segundo de ellos con Yuja Wang en el Tercer concierto para piano de Prokófiev.
El Lieder es otra de las grandes tradiciones del Festival de Salzburgo. El cartel de este verano es tan fastuoso como siempre: Jaroussky, Damrau, Kauffman, Christiane Karg, Villazón, Florian Boesch, Goerne son algunos de los grandes cantantes que intervienen. Tampoco se queda atrás el apartado de recitales y conciertos instrumentales con un impresionante ciclo pianístico en el que no faltan pianistazos como Kissin, Trífonov, Schiff, Buniatishvili, Pollini, Wang o Sokolov.
Festival de Bayreuth. Con una imagen más selecta y exclusiva, y hasta un punto elitista, Bayreuth siempre ha competido con su vecino Salzburgo. Mozart y Wagner. El turisteo masivo de la ciudad bombonera de Mozart a la calma sobria y casi austera de la ciudad de Wagner. Bayreuth brinda una agenda especializada en un único compositor y exclusivamente operística.
Durante las mismas fechas que Salzburgo, en la no tan pequeña localidad bávara en la que Wagner optó para vivir y fundar su festival, entre el 25 de julio y el 29 de agosto se sucederán en el mítico Festspielhaus edificado por el propio Wagner representaciones de Lohengrin (nueva producción, con Christian Thielemann; en el foso invisible y nada menos que el debutante Roberto Alagna en el rol protagonista); Parsifal, con el igualmente debutante Semión Bichkov; Tristan e Isolda (también con Thielemann, y la Isolda de Petra Lang y el Tristan de Stephen Gould; la escena es de la cada día más cuestionada Katharina Wagner); Los maestros cantores de Núremberg, con Phillipe Jordan, y El Holandés errante, con la batuta del bávaro Axel Cober. Como sorpresa y atracción de esta edición sin Ring, el festival ha programado por vez primera tres representaciones sueltas de La Valquiria, en la ya muy vista producción de Frank Castorf, que serán dirigidas nada más y nada menos por Plácido Domingo, quien debuta así en el foso de Bayreuth (en la escena ya cantó Parsifal y Siegmund) con el Siegmund de Stephen Gould, la Sieglinde de Anja Kampe y la Brunilda de Catherine Foster.
Festival de Lucerna. Con una tradición sinfónica que nada tiene que envidiar a Salzburgo, y afianzado como indiscutible gran cita sinfónica del verano, el veterano Festival de Lucerna –su origen se remonta a 1938, cuando Arturo Toscanini dirigió una serie de conciertos en la casa de Wagner en Tribschen, en las inmediaciones de la ciudad, en la misma orilla del lago- ofrece un calendario espectacular entre el 17 de agosto y el 16 de septiembre. En la agenda, ocupa lugar fundamental la formidable orquesta titular del Festival, fundada por Claudia Abbado y titularizada en la actualidad por Riccardo Chailly, que dirigirá el concierto inaugural, el 17 de agosto, con obras de Stravinski y Mozart.
La relación de orquestas invitadas es impresionante y realmente asombrosa: Cámara de Europa con Bernard Haitink y András Schiff, Suisse Romande con Jonathan Nott, Orquesta del Diván con Barenboim, Filarmónica de Berlín y Kiril Petrenko, Filarmónica de Róterdam con Nézet-Séguin, Filarmónica de Múnich y Guerguiev, Filarmónica de San Petersburgo con Temírkanov, Concertgebouw y Gatti. Filarmónica de Viena con Welser-Möst, Sinfónica de Londres con Rattle, Sinfónica de Boston y Nelsons…
Festival de Edimburgo. Creado en un 1947 por Rudolf Bing, el legendario intendente del Metropolitan de Nueva York, el Festival se expande durante tres semanas del mes de agosto en la hermosa y fresca capital escocesa. Es una cita heterogénea, que atiende teatro y músicas de muy diversa índole, además de danza y ópera. Entre el 4 y el 28 de agosto, se sucede una ingente cantidad de espectáculos, casi todos ellos lúdicos y al aire libre. Entre tan diversificada oferta, destaca una nueva producción de La Cenicienta de Rossini en versión escénica del noruego Stefan Herheim y musical de Stefano Montarani, o la interpretación de la multitudinaria Octava sinfonía de Mahler a cargo de Daniel Harding al frente de la Sinfónica de la Radio de Suecia y de un nutrido conjunto de cantantes y coros.
Festival de Glyndebourne. No lejos de Londres, y en medio de un entorno bucólico (césped, cesta, pícnic y billete de tren a Londres incluidos), Glyndebourne atesora un ambiente entrañable, aún casi familiar, que mantiene las esencias que inspiraron su fundación, en 1934, en una casa de campo ubicada en los alrededores de Lewes, en East Sussex. La actual edición propone, como siempre con la Filarmónica de Londres en el foso, representaciones de Madama Butterfly (dirigida por Omer Meir Wellber, con escena de Annilese Miskimmon), El caballero de la rosa (Robin Ticciati / Richard Jones); Julio César, Peleas y Melisande, Saúl, y Vanessa de Barber, que se desarrollan desde el pasado 19 de mayo hasta el 26 de agosto.
Festival Arena de Verona. Popular e italianísimo es el Festival de Verona, que desde 1913 –con motivo de conmemorarse aquel año el I centenario del nacimiento de Verdi- se desarrolla en el monumental anfiteatro romano de esta ciudad véneta, ante un inmenso aforo que ronda los 14.000 espectadores. Cada año se representan varios multitudinarios montajes operísticos, que en esta edición comprenden Carmen, Aida, Nabucco, Turandot y El barbero de Sevilla. Las representaciones se concentran entre el 26 de junio y el 30 de agosto. Este año la programación incluye, además, un concierto Verdi, el 26 de agosto, que será dirigido por el nervioso Andrea Battistoni. Entre los solistas, Violeta Urmana, Maria Mudryak, Francesco Meli o Simone Piazzola.
Quincena Musical de San Sebastián. Entre los grandes festivales europeos no puede faltar el que desde 1939 se celebra durante el mes de agosto y primeros días de septiembre en la capital vasca. En la presente edición, la Quincena de San Sebastián presenta un apretado, variado y bien hilvanado calendario repleto de citas relevantes, como el montaje que presenta La Fura dels Baus sobre el oratorio La Creación de Haydn, que se estrena el 2 de agosto con la Sinfónica de Bilbao y José Ramón Encinar. La ópera aparece representada por La italiana en Argel de Rossini, que llega el 11 de agosto protagonizada por Marianna Pizzolato, Paolo Arrivabeni y la Sinfónica de Euskadi en el foso. La dirección de escena es de Joan Anton Rechi.
La sustancial agenda sinfónica del festival donostiarra comprende dos programas de la Orquesta del Festival de Budapest con Iván Fischer; la NDR Elbphilharmonie de Hamburgo con Krzysztof Urbanski y el barítono Christian Gerhaher, y la Filarmónica de Róterdam con Nézet-Séguin y Yefim Bronfman en el Segundo concierto para piano de Liszt. La Sinfónica de la WDR de Colonia dirigida por Jukka-Pekka Saraste cerrará esta 79 edición con un espectacular concierto en el que se escuchará el sobrecogedor Réquiem de Berlioz, para cuya interpretación se sumarán el tenor Maximilian Schmitt y el Orfeón Donostiarra. La plural agenda de la Quincena se completa con ciclos de música antigua, órgano, jóvenes intérpretes, didácticos, infantiles, música contemporánea y un montón de actividades paralelas.
Festival de Granada. Típico certamen de marco incomparable y noche de verano es el Festival de Granada, cuyos orígenes se remontan a los conciertos sinfónicos que desde 1883 se celebraban en el Palacio de Carlos V durante las fiestas del Corpus Christi, y en el Concurso de Cante Jondo promovido en 1922 por García Lorca, Falla y otros intelectuales y artistas de la época afincados en Granada. La actual edición, dirigida por Pablo Heras Casado, se desarrolla entre el 22 de junio y el 8 de julio, y en ella participan conjuntos y solistas como los directores François-Xavier Roth y el propio Heras Casado; los pianistas Jean-Effam Bavouzet y Pierre-Laurent Aimard; los guitarristas pablo Sáinz Villegas, Pepe Habichuela y Juan Habichuela, el violinista Serguéi Jachatrián y el clavecinista Pierre Hantaï.
Entre las orquestas, destacan la del Marinski (con Guerguiev) y la Philharmonia de Londres, que clausurará esta 67 edición dirigida por Esa-Pekka Salonen y con la mezzo Michelle De Young como solista. Entre los momentos más señalados figura el estreno, el 6 de julio, de Memoria del rojo, de José María Sánchez Verdú, que será interpretado por la Orquesta de Granada y el doble director -del festival y autorreinvitado, algo más que llamativo- Heras Casado.
Festival de Perelada. En el marco excepcional del Castillo de Perelada y en medio de sus cuidadísimos jardines, el Festival Castell de Peralada celebra en los meses de julio y agosto si trigésima segunda edición, marcada, como todas las precedentes, por la calidad y la variedad. Se iniciará el 5 de julio con un Réquiem de Verdi interpretado por la Orquestra Simfònica de Barcelona I Nacional de Catalunya dirigida por Giampaolo Bisanti. El cuarteto solista está integrado por la soprano Leah Crocetto, la mezzo Ekaterina Gubanova, el tenor Charles Castronovo y el bajo Alexánder Vinogradov. El Coro Intermezzo preparado por José Luis Basso completa el reparto.
La ópera ha sido siempre una seña de identidad en Perelada En esta edición aparece bien representada por Thaïs de Massenet, en versión de concierto (29 de julio, con el gancho de Plácido Domingo como Athanaël, y Ermonela Jaho en el rol titular, y la Sinfónica de Madrid dirigida por Patrick Fournillier); Rinaldo de Händel (5 de agosto, con Xavier Sabata como Rinaldo y Núria Rial en el papel de Almirena; acompañados por el conjunto Vespres d’Arnadí con Dani Espasa al frente); La flauta mágica (6 de agosto, en una nueva producción del propio Festival, firmada escénicamente por Oriol Broggi, con un calibrado reparto y la Sinfónica del Liceu dirigida por Josep Pons), y Acis y Galatea, de Händel, el 8 de agosto, que llega en una nueva producción dirigida escénicamente por Rafael R. Villalobos y musicalmente por Fausto Nardi.
Entre los recitales, destacan los programados de Joan Manuel Serrat (6 de julio), Rufus Wainwrghit (7 de julio), la expresidenta consorte Carla Bruni (21 de julio), y los tenores Javier Camarena (27 de julio), Jonas Kaufmann (28 de julio) y Josep Bros (3 de agosto). Son éstas solo algunas fechas fundamentales de una cita que incluye, además, actividades tan diversas como un concierto de Santana (11 de agosto), diferentes espectáculos de ballet (entre ellos Giselle, que presenta el 13 de julio el Ballet del Capitole de Toulouse) y hasta una audición de Pedro y el lobo de Prokófiev (14 de agosto).
Festival de Santander. La 67 edición del Festival Internacional de Santander se celebra en la capital cántabra entre el 1 y el 25 de agosto. La inauguración corre a cargo de la Sinfónica de la RTVE con su titular Miguel Ángel Gómez Martínez. En el programa obras de Chaikovski y Beethoven, de cuyo Tercer concierto para piano será solista el norirlandés Barry Douglas. El certamen, que incluye en su programación las finales del Concurso de Piano de Santander, propone una apretada y bien hilvanada agenda con actuaciones de la Orquesta Barroca de Sevilla (monográfico Vivaldi, 2 agosto), Isabelle Faust y la Akademie für Alte Musik Berlin (11 agosto), recital del siempre joven Joaquín Achúcarro (18 agosto, con un comprometido programa que se inicia con los 24 preludios de Chopin y culmina con Gaspard de la nuit de Ravel), Fabio Biondi y su Europa Galante (13 agosto), o la Orchestra of the Age of Enlightenment, que el día 19 ofrece junto a la soprano Katherine Watson y bajo la dirección de Laurence Cummings un programa barroco con obras de Telemann y Händel.
Acorde con su tradición, el apartado sinfónico ocupa un espacio esencial en la programación. En esta ocasión visitan el festival las orquestas Joven Sinfónica de Cantabria (con el veterano Enrique García Asensio en el podio, día 12); dos citas imprescindibles con la Sinfónica de Londres y Simon Rattle (el 14 con la Novena de Mahler; el 15 con obras de Dvořák , Ravel y la Sinfonietta de Janáček); la NDR Elbphilharmonie de Hamburgo (21 agosto, con Krystof Urbański en el podio y el barítono Christian Gerhaher); la Filarmónica de Róterdam con Yannick Nézet-Seguin y la participación solista de Yefim Bronfman en el Segundo concierto para piano de Liszt, 23 agosto), y, finalmente, la Orquesta del Festival de Budapest, que clausurará la edición el 25 de agosto con su fundador y titular Iván Fischer al frente. En los atriles, Enescu, Bartók y la Cuarta sinfonía de Mahler (con la soprano Christina Landshammer como solista en el celestial Lied del último movimiento).
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