Crítica: Una excelente Tercera de Mahler
Crítica de clásica
Una excelente Tercera de Mahler
“Tercera sinfonía” de Mahler. María José Montiel, mezzosoprano. Orquesta Sinfónica y Coro de la RTVE. Niños Cantores de la JORCAM. Miguel Angel Gómez-Martínez, director. Auditorio-Teatro de San Lorenzo de El Escorial. Madrid, 7 de julio.
Gonzalo Alonso
Todos los participantes venían de abordar la misma obra en Úbeda tras el breve pero intenso diluvio que obligó a suspender el concierto durante el Festival. Llegaba por tanto bien preparada y se notó.
Todas las orquestas se transforman según quien tengan en el podio. Con Gómez-Martínez la de la RTVE da lo mejor de sí y tiene su lógica. De un lado son muchos los años de colaboración, aunque el tiempo también suele comportar roces. De otro el maestro granadino es clarísimo en sus gestos, señalando con enorme precisión. Ordena todo y se le entiende todo. No son muchos los directores con ese nivel de orden, claridad y precisión. La RTVE sonó como en sus mejores días y la larga -la de mayor duración del autor- y compleja “Tercera” malheriana tiene mucho que tocar para solistas y tuttis. Los Pequeños Cantores de la JORCAM cantaron con el mismo entusiasmo que en el reciente “Street Scene” del Teatro Real y bien el coro femenino de la RTVE. A un director hay que pedirle adicionalmente la capacidad para crear atmósferas y Gómez-Martínez lo logró desde ese gigantesco primer movimiento en el que ya canta a la naturaleza, con muchos temas populares, pero al mismo tiempo la deja ausente de inocencia. ¿Qué pasaría por la mente de Mahler en el Attersee en el verano de 1896 al escribirlo? También nos llegó la ironía del tercer movimiento, pero la lectura alcanzó su punto fuerte, como debe ser, en el transcurso de los tres ininterrumpidos tiempos finales. María José Montiel, en plena madurez, lució su voz de color bellísimo, impresionando desde el “O Mensch” inicial, acoplándose perfectamente al tempo lento elegido por el director. Muy bien llevado, creando climax el último y más admirable movimiento, con un final apoteósico que glorifica la humanidad.
Como no podía ser de otra forma, llovieron largos aplausos y vítores en este momento cumbre de un festival en el que aún queda por presentar “La italiana en Argel” de Rossini entre otros muchos espectáculos.
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