Nuestras recomendaciones musicales para la semana: Dudamel, Pérez, Mena

Maneras de recomendar

Comienza la temporada de conciertos, y ya con las mismas cuestiones a comentar. Las de siempre, pero sobre todo, en primer lugar, los programas. ¿O los intérpretes? ¿O acaso los precios de los conciertos? Pues no sé. Porque se supone que si estoy aquí sentado escribiendo en una sección que se llama ´Recomendación´ lo que estoy haciendo es defender, aun indirectamente, los intereses de los consumidores (naturalmente, de los que se fíen de lo que digo, que alguno habrá). Y por eso debo de hacer todos los esfuerzos que estén en mi mano para hablar claro.

Yo creo que a la hora de recomendar un concierto hay que valorar esos aspectos y relacionar unos con otros. Uno de ellos es muy objetivo: el precio. O no, porque si en la sociedad de consumo que nos consume la diferencia de precios marca la calidad (¿), en el mundo de los conciertos tendrá que suceder algo parecido. O no. En el caso que nos ocupa hoy, veremos.

Después está el repertorio. Asunto subjetivo donde los haya. Y no solo porque a uno le parezca que determinada música es mejor o peor, sino porque hay otros factores a valorar, relativos a otras cosas que puedan pasar en el concierto en concreto. Y una circunstancia que, creo yo, se ha de tener en cuenta es la reiteración en la programación  de determinadas obras, como si el mundo musical se acabara a su alrededor.

Por último, los intérpretes. ¿Asunto subjetivo? No; lo siguiente.

Apliquemos estas fórmulas a los conciertos que aparecen abajo en las fichas. ¿Hay razones de peso para afirmar que sea lógico que si el aficionado escoge el tercero tenga que pagar tres veces más? Bien, analicemos artistas y repertorio, a lo mejor aquí está la explicación. Habremos de preguntarnos: ¿Acaso Dudamel es mejor director que Mena o Pérez? (en absoluto lo creo). ¿ O es que el programa que protagoniza el venezolano es mejor que los otros? ¿Alguno de los tres es más defendible por el repertorio escogido? Son preguntas a las que el comentarista debe responder, para que el lector luego decida, pero aviso ya que lo más probable es que tenga que expresarme muy subjetivamente.

Salvo en un caso, el repertorio básico no tiene un especial interés en su relación calidad/novedad. Es especialmente sangrante que Dudamel ofrezca la cuarta de Mahler, obra programada  con una nauseabunda reiteración, que además cada día que pasa se muestra más endeble. Es interesante, en cambio, poder escuchar la tercera de Schubert, que aun no siendo la mejor obra del ciclo, merece su espacio. Quizá interese más el concierto por poder escuchar a la Mahler Chamber Orchestra, una agrupación que siempre se deja la piel. El concierto de la Orquesta de la Comunidad de Madrid sí cuenta con una obra que justifica la asistencia, la Misa en tiempos de guerra de Haydn, obra maestra absoluta, que viene acompañada por otra que también lo es pero que las salas de concierto y los programadores han desgastado peligrosamente: la novena de Dvorak. Veo este concierto mucho más recomendable que el anterior. En cuanto al de Mena, si bien en materia de repertorio le sucede algo parecido, tiene un añadido que resulta muy determinante: Luganski es un soberbio pianista, que seguramente nos regalará una enorme versión del tercero de Rachmaninov. Dafnis y Cloe, por su parte, es una obra también muy escuchada, aunque más en sus suites que como ballet completo. Que, por otro lado, añade poco a su sustancia básica, pues musicalmente no aporta lo suficiente. Ramón Barce decía que esta música es una basura, pero creo que exageraba; al menos como ejercicio orquestal.

       En resumen: no se pierdan Haydn; ni a Luganski. Y si son ricos, vayan a ver cómo está Dudamel. Yo las últimas veces que le he escuchado me he aburrido como una ostra. Pedro González Mira.