Melomanos Jesus Aguirre

Jesús Aguirre, un duque desconcertado

Me había olvidado ya del personaje, pero las recientes declaraciones de sus hijastros Eugenia y Cayetano Martínez de Irujo me han traído a la memoria mi anecdótica relación con él.

Corría el año 1989 y Pilar Miró -a quien yo apenas conocía, pero quien seguía mi programa en Radio El País– hizo que me llamasen para presentar y dirigir en la 2 un programa musical semanal, el que yo quisiera. Me decidí por “Melómanos”. Iba de entrevistas a gente famosa aficionada a la música, pero no músicos. Nos desplazamos, semana tras semana, a sus domicilios o trabajos, desde el Palacio de Liria al Centro de Biología Severo Ochoa. Fue una especie de precursor del “Esto es ópera” de Ramón Gener, solo que con una gran diferencia. Entonces no había tantas cadenas como ahora y el programa se emitía a una hora punta, los jueves a las 20º. Su hora de duración se dividía en 3/4 bloques de entrevista y el resto, entre bloque y bloque, las piezas favoritas  del invitado.

Dado que no tenía experiencia alguna ante las cámaras, se grabó el primero en la casa de un amigo, Alberto Ruiz Gallardón, para que los focos me intimidasen menos. Para el segundo, en cambio, fuimos al palacio de Liria a entrevistar a Jesús Aguirre. La experiencia fue inolvidable. Mientras se montaban las cámaras apareció el señor duque consorte de Alba en batín, soltando alguna que otra impertinencia. Empezamos el primer bloque de entrevista sentados en un sofá uno junto al otro. No me dirigió su mirada en momento alguno. Fueron ocho minutos de desprecio total. Tanto que, al acabarlo, el realizador me dijo que la grabación no podía seguir con aquella displicencia. Yo llevaba el tema muy bien preparado y le contesté que esperase al segundo bloque, porque iba a obligarle a cambiar de actitud. Tras el primer minuto le mencioné su cierta amistad con músicos como Alexis Weissenberg y sus andanzas por la noche madrileña. En ese mismo momento se volvió y me miró desconcertado, posiblemente temeroso. A partir de entonces, con alguna otra banderilla más, perdió los papeles y se puso a hablar, así me lo definió el realizador, “como una portera”. El equipo de televisión se lo pasó pipa. Entre otras cosas recuerdo que habló de la reina de Suecia despectivamente porque había sido una azafata… Sí que no tuvo pelos en la lengua al dictaminar sobre la OCNE: “Un decreto para disolverla y otro para crearla”. Terminamos la grabación y se fue sin siquiera despedirse.

Transcurrió el tiempo, los capítulos se acabaron de emitir, pasando por el programa, entre otros y además de los dos ya citados, Lluis Pasqual, Jerónimo Saavedra, Carlos Ferrer Salat, Juan Antonio Vallejo Nájera, Lluis Llach, Rosa Montero, Juan Luis Cebrián, Víctor Manuel, Joaquín Calvo Sotelo, Massiel, Alaska, Severo Ochoa, Terenci Moix, etc. Para cerrar mi ídolo y muy querida Montserrat Caballé. Dos años después recibí una llamada de Aguirre: “El programa se está emitiendo en Sudamérica y yo sólo cedí los derechos para TVE en España. Tiene usted que pagarme por ello”. Aluciné y, claro, le indiqué que se dirigiera a TVE. Una curiosa experiencia. Gonzalo Alonso

https://youtu.be/kZiG92Gay2U