Crítica: un concierto con Minkowski para gozar
Un concierto para gozar
Obras de Gluck y Rameau. Les Musiciens du Louvre. Mark Minkowski, director. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de marzo de 2019
El CNDM ha vuelto a programar uno de esos conciertos que se salen de lo trillado, aportan aire fresco y provocan el gozo. Mark Minkowski y Les Musiciens du Louvre trajeron “Don Juan ou Le Festin de Pierre” de Gluck y “Une symphonie Imaginaire” de Rameau.
La primera es obra breve, de menos de veinte minutos, algo alargada de más por el relato en francés que el director iba realizando de cada uno de sus brevísimos pasajes, contándonos de “Príncipe de Vergara” -¿existía entonces en Madrid esa calle?- o del Retiro. Gracioso sí, pero interrumpía totalmente la música que nos trasladaba danzas muy nuestras como la chacona con castañuelas. Bastante más larga es la suite sinfónica de Rameau que reunía una selección de sus partituras realizada por el propio director y también lo fueron las explicaciones de un Minkowsky que mezcló el francés, con el inglés, el italiano y el español provocando la risa del auditorio.
Músicas barrocas poco frecuentadas que encontraron una interpretación que sólo cabe calificar como insuperable. Director y orquesta las expusieron con una vivacidad y un sonido muy especial, siempre reconocible. Les Musiciens du Louvre es un conjunto disciplinado, homogéneo en todas sus secciones, con una cuerda empastada y unas maderas que da gusto oír en sus solos. El director sacó a saludar a cada uno como si se tratase de auténticos solistas. Al final la repetición de una de las danzas con palmas del público dirigidas también por el maestro, lo que provocó casi una catarsis. Uno de esos conciertos que levantan el ánimo entre tantos trillados. Gonzalo Alonso
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