Valencia: Salomé, pasiones distantes
“Salomé” en la temporada del Palau de les Arts
Pasiones distantes
“Salomé” de Strauss. Siegfried Jerusalem, Hanna Schwarz, Camilla Nylund, Albert Dohmen, Nikolai Schukoff , etc. Louis Désiré, escenografía. Francisco Negrín, dirección de escena. Zubin Mehta, dirección musical. Palau de les Arts. Valencia, 10 de junio.
Justo estos días aparecen en prensa titulares anunciando “malos tiempos para la lírica”. Si lo son malos para todos, no podían dejar de serlo para la lírica. El título de Strauss es un clarísimo ejemplo del despilfarro de teatros y administraciones públicas. Son responsables de él tanto los políticos como los gestores culturales. Los políticos por falta de imaginación. Los gestores por exceso de personalísimo e incapacidad para coordinarse. De “Salomé” se han visto en los últimos años producciones diferentes en Bilbao, Sevilla, Tenerife, Barcelona, Madrid y ahora Valencia. La lista seguro que es más amplia. El Ministerio de Cultura ha seguido siempre una política deslavazada e incoherente de subvenciones que se traduce en tanta producción diferente, cuando lo sensato sería subvencionar proyectos acordados y presentados por un mínimo de teatros.
La producción valenciana había levantado muchas expectativas, a las que no ha respondido del todo. Francisco Negrín concibe una Salomé deseada por Herodes desde la infancia. Imágenes de ese periodo configuran coherentemente la “danza de los siete velos” y hasta la transformación final de la protagonista en Juan el Bautista resulta idea aceptable, sin embargo el conjunto no acaba de cerrarse. El espectáculo, de carácter realista, incurre en evitables contradicciones con texto y música. Es de suponer que al propio Zubin Mehta no le inspirase la prescindible pantomima inicial antes de las primeras notas en piano de la orquesta, siendo quizá éste y otros momentos causa de su lectura fría y distante, en la que sin embargo brilló la formidable calidad de la orquesta hasta en el solo del contrafagot. Camilla Nylund (F inlandia, 1968) pasea el personaje por los mejores teatros del mundo desde una perspectiva lírica pero con medios que traspasan el foso. Siegfried Jerusalem, más pasado que presente, aún convence como Herodes gracias a la combinación vocal y escénica. Hanna Schwartz es una perfecta Herodías desde todo punto de vista y Nikolai Schukoff muestra la importancia de contar con un buen tenor para Narraboth, resultando también impecable el Bautista de Albert Dohmen y muy dignos los papeles comprimarios. Una “Salomé” de gran nivel global en la que falta ese punto de emotividad que arrastre al espectador. Gonzalo Alonso
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