Valencia y sus riesgos
Riesgos valencianos
El Palau de les Arts ha marcado un hito en cuanto a la sorprendente calidad de espectáculos que ha logrado en su corta vida. Es referencia nacional e internacional. En los programas de mano del Met neoyorquino se cuentael haber actuado en la ópera valenciana entre los méritos que primeros artistas alegan en sus curriculum.Las claves del éxito son una orquesta de primer nivel y dos figuras como Maazel y Mehta a su frente. Cualquier teatro puede presentar producciones inteligentes, pero no contar con un conjunto musical espléndido al que acudan grandes directores.
De ahí que la Generalitat ha de ser consciente que ha de mantenerse el nivel si se desea seguir figurando en el panorama lírico. Supone indudablemente un importante esfuerzo económico, cuya causa no es exclusivamente el apartado artístico sino también el capítulo de mantenimiento de un edificio tan impresionante como desproporcionado. Posiblemente hayan de congelarse o incluso reducirse presupuestos, pero han de acabar de desembolsarse los fondos comprometidos en ejercicios anteriores.
Helga Schmidt es artífice de un éxito que crea amores y odios, envidias y críticas. Lo conseguido está amenazado por la tesorería, pero también por la apuesta por el joven Omar Wellber (Israel, 1981). Los emolumentos de Maazel no podían ser los mismos cuando había que formar una orquesta que cuando ya existe y, a falta de su aceptación de tal premisa, su relevo era inevitable. Sin embargo al más grande genio viviente de la dirección no le puede sustituir sin más una promesa. Por eso es de esperar que la intendente sepa arropar bien al recién llegado y, en este sentido, sería conveniente mantener al menos a Maazel en una producción anual, así como una mayor implicación de Mehta. Su presencia debería ampliarse del Festival del Mediterráneo a la temporada normal. Y, quizá, recuperar a Chailly. Riesgos, con cuentagotas.
Gonzalo Alonso
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