Almodovar en el Real
Estimado Herr Beckmesser,
Imposible no fijarse esta noche en los ocupantes de primera fila del palco 13 de entreplanta del Teatro Real, que asistieron a una magnífica representación de La Ciudad Muerta.
Uno se pregunta si el motivo de la asistencia de estas personas, por lo demás nada habitual en la ópera, pudiera ser aprender a marchas forzadas el arte de la puesta en escena de ópera de la mano de un auténtico maestro como Willy Decker, ya que es bien sabido que el azote de Gante que tomará las riendas y los sueldos del Real a partir de septiembre tiene debilidad por el “crossover” y una especial e inexplicable querencia por la gente del cine. En efecto, sobre el fondo oscuro del palco destacaban las orondas figuras de Peeeeedro Almodólar y su hermano Agustín.
No quisiera desearle mal a nadie, pero es posible que la Madre Naturaleza despache el Così de Michael Haneke antes de que tengamos que sufrirlo los madrileños, pero el manchego rebosaba salud y mucho me temo que tras esta inusual presencia en el Teatro Real se esconda la confirmación de algún proyecto.
Termino con una reflexión: si Gerard Mortier o su buen amigo el marqués de Marañón estuvieran aquejados de algún cáncer, Dios no lo quiera, ¿se pondrían en manos de un especialista en alergias? ¿Por qué les parece tan normal y hasta deseable confiar producciones costosísimas de ópera a gentes que no conocen el género? PV
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