Una de entusiastas del canto: Discusión en la red sobre Mario del Monaco
Una de entusiastas del canto: Discusión en la red sobre Mario del Monaco
El 16 de Octubre de 1982 murió Mario del Mónaco, el más grande tenor dramático de la historia del canto italiano y como me ha dicho personalmente la Srª Simionato “el más grande tenor dramático de repertorio italiano de hoy y seguramente de mañana”.
Cantó más de 40 títulos, algunos de ellos como A. Chénier, Adriana Lecouveur, Cavelleria Rusticana, Francesca da Rímini, estudiados con el compositor en persona.
He visto con mis ojos las partituras dedicadas personalmente a Mario del Mónaco en la casa de hijo, el famoso Dir. Escena Giancarlo del Mónaco, después de un ensayo en el Teatro Real.
Este inmenso tenor no solo cantó casi 40 años, cantó 427 veces el Otello y centenas de otras operas de referencia como A. Chénier, Forza del Destino, Cavalleria Rusticana, I Palliaci, Manon Lescaut, Fanciulla del West, La Wally, Mefistofele, Sansón y Dalila, Carmen y Norma, entre otras. Cantó un total aproximado de 3000 funciones a lo largo de su vida.
Leyendo este foro me di cuenta que algunas personas hacen comparaciones técnico vocales imposibles porque Mario del Mónaco, en su repertorio, es incomparable.
Es posible que no sea perfecto, tampoco lo son todos los grandes. Muchas veces la perfección termina en el aburrimiento. Mario nunca aburrió a nadie con sus grandes compañeros de escenario (Callas, Tebaldi, etc.).
No quiero polemizar pero el mundo de la opera nunca más tendrá otro Mario del Mónaco ni nada parecido. La prueba de esta afirmación esta en sus discos y videos no manipulados con técnicas de sonido como los de hoy. Lo que hay ahí grabado es real y único.
Queridos amigos de la Opera, por los 25 años de la muerte de este grande tenor le recordamos con amor y respecto como merecen todos los grandes.
Termino citando una referencia que aparece en el libro de la Srª Romagnolo. Después de la muerte de Mario del Mónaco, el gran tenor Franco Corelli que ayudó a llevar el ataúd hasta la iglesia, salió al altar girándose hacia todas las personas (más de 2000), televisión y radio diciendo en voz alta y firme: “El más grande de todos nosotros ha muerto”.
Un saludo a todos y “Scherza coi fanti e lascia stare i santi!”
Loas eternas al gran Mario. Un cantante irrepetible y tenor dramático DE VERDAD. Hay que reirse cuando oyes con que alegría se denominan a algunos ahora “tenores dramáticos o spintos”.
Me encanta Del Monaco y todo el mundo lo sabe. Ahora, que sin entrar en repertorio, prefiero a un Schipa, a un Alfredo o a un Alcaide. Entrando en sus obras, es de lo mejor en general, pero a veces le faltaba cantar un poquito. No todo en la vida son bocinazos. Si a mí ahora me gusta Galouzine es porque, al menos, tiene voz, en una época en la que nadie o casi nadie canta. Pero en esa época había gente con voz y que encima cantaba, como Corelli, Bjoerling, etc.
Estimados amigos:
Me parece muy oportuna la cita a Mario Del Monaco en el momento de conmemorar el cuatro de siglo de su fallecimiento. Pienso que todos estamos de acuerdo en opinar que se trató de un portento vocal cuidadosamente amparado por las leyes de la técnica. Con esas dos condiciones tenía garantizada la inmortalidad. Además, le tocó ser un tenor dramático: una especie que jamás abundó, y el poseedor de un timbre bello, personal, fácilmente identificable, bien manejado, bien proyectado. En una palabra: un fenómeno.
Ahora bien; cuando se trata de esos fenómenos, ¿no es lícito preguntarse si a esa condición privilegiada se debió agregar la responsabilidad de cumplir con otras facetas del canto como el control dinámico, el cuidado estilístico y musical y el acierto interpretativo? Yo tengo una respuesta que es sí, y por eso es que el gran Mario siempre ha estado en deuda conmigo. Y no hablo de las carencias en los roles menos propicios, como el Faust boitiano, por ejemplo, o el infumable Duca di Mantova que jamás debió grabar, o el Cavaradossi, el Enzo, los mismos Chénier y Des Grieux pucciniano, sino en las obras más cercanas a sus privilegiadas posibilidades vocales (Otello, Canio, Don Alvaro, etc.), donde también hay matices, claroscuros, distintos planos expresivos y sonoros, estados de ánimo, en fin, y donde Del Monaco optó casi siempre por el impacto sonoro, lo estentóreo y monocromo, muchas veces brutal, elemetal, desmedido, superficial, en una palabra, poco interesante. Entonces es aquí donde la pregunta vuelve a tener sentido. ¿No tienen una mayor responsabilidad los superdotados vocales? Y no me refiero sólo a Del Monaco, sino a todos, los Corelli, Di Stefano, Björling, Gigli… que, dueños de órganos únicos, espectaculares, no se esforzaron (porque no quisieron o no superon hacerlo) en cumplir con todos los compromisos que impone el canto. Otros, con voces menos espectaculares, los Schipa, Pertile, Bergonzi, etc., lo lograron. En fin, todo no se puede tener, ¿no? Pero Del Monaco, en especial, me agobia con su monotonía expresiva, su desprecio por el adecuado manejo de la dinámica, su opción por lo estentóreo, lo directo, plateal, elemental. Creo que debió darnos más de acuerdo a la brillante condición natural.
Me parece inutil la eterna discursión sobre la dinámica de Mario del Monaco. ¿Acaso alguno de vosotros ha podido frenar con las manos a un camión lleno de carga?
El instrumento de Mario del Monaco era tan grande y potente que se podia comparar a un camión.
Es una pena que los pseudocriticoentendidos del canto hablen sin tener idea de lo que es una voz grande y compararla con voces faciles y más pequeñas como otros tenores citados en este foro.
De todas formas tanpoco es verdad que Mario del Monaco no tenia dinamicas, tenia las que su instrumento permitia hacer al igual que todos los cantantes.
Mario del Monaco transmitia con la voz y con el cuerpo todo el dramatismo que necesitaban sus personajes.
Hay veces que me parece que a muchos solo les gusta escuchar un superpiano. VIVA LOS PIANOS QUE SOLO SE ESCUCHAN CON MICROFONO.
Asi estamos, todos buscando el piano y cargandose a todas las voces grandes que podrian surgir.
No olvidar que las dinamicas son relativas y son un instrumento para la expressividad asi como todo lo demás. Centrarse solamente en las dinamicas es de gente pobre de análisis global de lo que es un artista.
Tiene usted razón al mencionar “la eterna discusión sobre la dinámica de Mario Del Monaco”, que existió, existe y existirá siempre. Yo acortaría la frase a “la eterna discusión”, a secas, sobre los aficionados que no aceptan ninguna crítica adversa de sus ídolos, y que ante cualquiero observación salen con términos despectivos como “pseudocriticoentendidos del canto”, netamente descalificatorios, para después ir más al fondo con lo de “hablen sin tener idea de lo que es una voz grande y compararla con voces faciles y más pequeñas como otros tenores citados en este foro”. ¿A quién se refiere usted con el témino de “pseudo…”? ¿Y a qué voces “fáciles y más pequeñas…”? ¿A Franco Corelli?
Respecto a lo de “camión” le digo que los camiones no cantan, y si cantaran (y conste que no me refiero al gran Mario) deberían poseer un buen sistema de control de velocidades, frenos, y la necesaria altura y anchura como para no arrasar con puentes y túneles. ¿O Ud. cree que es un mérito ser un “camión del canto”? Además, ¿no se da cuenta de que con ese término está desacreditando a Del Monaco, no elogiándolo?. Además, si me lee bien, nunca dije que Del Monaco no cantara piano alguna vez, sino que no se ocupaba debidamente de los balances dinámicos, de las alternancias del piano y el forte, optando mayormente por este último, con un propósito más hedonístico que artístico. Y este concepto ha sido siempre expuesto por gente que sabe y que Ud., sin empacho, ha englobado en el despectivo término que utilizó, dedicado a todos los que discrepan de su opinión sobre un cantante favorito.
Agrego ahora que si bien Ud. no pone destinatario a su mensaje, éste aparece como una respuesta a mi opinión. Si ha sido así le expreso que respeto las opiniones de todos y que si desea incluirme en lo de “pseudocriticoentendidos del canto” no me molesta; está en su derecho de hacerlo, así como es el mío definirlo como se me plazca. Y si bien tengo mi opinión sobre Ud. como opinante, me la guardo porque no entro al foro para calificar a mis colegas forenses.
Todo lo demás, lo de que “sólo se escuchan con micrófono”, “a todos cargándose las voces grandes que pudieran surgir”, “las dinámicas son relativas” y “centrarse solamente en las dinamicas es de gente pobre de análisis global de lo que es un artista”, le digo sólo que se trata del típico concepto, válido pero discutible, de las personas que privilegian la cantidad sobre la calidad. Y finalizo diciendo que una voz grande, de por sí (y sigo sin referirme a Del Monaco) no constituye un fenómeno artístico. El arte es otra cosa, y muchas veces, muchas, ha sido alcanzado por voces medianas o pequeñas que igualmente han hecho maravillas con su canto. Y con su arte.
Pensando que el maestro ya lo ha dicho todo, añado, sin embargo, alguna línea.
No me convence la opinión que excusa de la obligación de matizar o de ligar a las voces grandes simplemente porque son grandes, como si, con serlo, ya hubieran cumplido con toda exigencia artística. El arte del canto nace de una profundísima comprensión del valor prosódico de una obra musical, una concepción personal de la obra y del personaje que se encarna, y un estudio concienzudo de las acentuaciones requeridas para llevarla a cabo, con dominio, por descontado, de los recursos técnicos necesarios para ello. Ése es el camino, y en mi opinión, tener una voz grande, en sí, no lo ataja.
Mario del Monaco fue un portento, pero comparto la irritación que señalaba el maestro ante su ostentosa falta de ductilidad. Me viene ahora mismo a la cabeza su escena final del Stiffelio con la Gulín (ya saben, esa parte que José Cura opina que no vale para nada) donde se me cayó la ópera entera al constatar que, en una de las escenas de tenor más emocionantes de todo el repertorio, del Monaco rehuía la media voz, la reflexión, el camino espiritual del perdón: “RRRRIVOOOOLTO ALLOOOOORRRRRR… GESÙ DAL POAOAOOOPOLOOOO…”, todo igual de fuerte. Una verdadera pena.
No digo, ojo, que no supiera hacer pianos, que sí se los he escuchado. Lo que digo es que no acertó a jugar con los mismos de una forma suficientemente artística, quizá imbuido por una “atmósfera musical”, la de su tiempo, más seguidora de la potencia que del matiz. Bastante más variaba de dinámica Pavarotti (otro tipo de voz totalmente diferente, lo sé) y sin embargo, es quien se ha quedado con el sambenito de “cantar siempre todo igual”.
Una voz como la de Mario del Monaco hace historia por sí misma. Pero no puedo evitar lamentar que su legado artístico deja latente para siempre esta discusión entre voz y matiz que él, con su canto, no supo cerrar. De haberlo hecho, estaríamos hablando quizá de uno de los tres o cuatro tenores totales de la historia del canto grabado.
DOn Geronimo escribe “No me convence la opinión que excusa de la obligación de matizar o de ligar a las voces grandes simplemente porque son grandes, como si, con serlo, ya hubieran cumplido con toda exigencia artística”
Comparto la exposición, el problema es que Mario del Monaco, no se encuadra en ella. No sólo tenía una voz grande, además era bellísima, además estaba impecablemente emitida (toda fuera cuando hoy día se aplauden y ensalzan a señores con la voz en la nuca y ni un sonido liberado). Era un señor al que le PASABAN TODAS, con unos agudos y unos sonidos SOBREHUMANOS. Como intérprete quizás lineal, quizás primitivo pero de un carisma y un impacto únicos.
Alguién que amaba y vivía por y para el Teatro. Ese amor y esa pasión las trasnmitía al Público.
Un señor que cantó 427 veces Otello y con la voz para el papel y no con apaños de “líricos reconvertidos”.
Además apianaba y tenía la gama dinámica que permite una voz tan grande y tan difícil de domeñar. Como bien dice Le Gouverneur respetaba siempre las indicaciones de tres, cuatro y cinco p en el dúo del primer acto de Otello, Siempre apianó en “sperai tanto il delirio…” de Pagliacci (cosa que no hacen muchos con voces más livianas)
Que se me diga un cantante de cualquier cuerda con semejante órgano vocal en cuanto a dimensiones que superara a Del Monaco en pianos y juego de dinámicas.
El Maestro MPM nombra a Caruso. No me vale. El que probablemente haya sido el mejor tenor de la historia del sonido grabado, tenía una voz lírica y mucho más liviana que DEl Monaco (escúchense sus primeras grabaciones). Posteriormente el cantante ensanchó, redondeo y ensombreció su centro hasta lograr esa voz baritonal de sus posteriores años que junto a una maravillosa línea de canto que siempre mantuvo, forjaron su justa leyenda, pero su material vocal de origen no era el de Del Monaco ni el de un tenor dramático.
Giacomini, otro cantante que admiro, también era lírico de origen, también ensanchó, comprimió, ensombreció y falseó su material originario.
Un epígono del gran Mario (como otros tantos que le imitaron) pero ese bronce único del tenor fiorentino, nessuno! Tampoco Corelli
Para completar el párrafo de DOn Geronimo, yo diría que se cumple (no con toda) pero sí con la mínima exigencia artística, teniendo VOZ DE OPERA, algo que hoy día no se respeta porque como tantas veces denuncio, denostamos las voces de fuste y de calidad. Insistimos en el “troppa voce, troppa voce”
Amigos, no sólo hay que tener voz de ópera sino también la voz que muchas óperas requieren. ¿Cómo va a haber voces dramáticas si exigimos a ese tipo de voces que nos hagan pianitos, nuances y sfumauture como si fueran voces de gracia?
Al respecto recuerdo una cena en la que estaba presente el tenor Daniel Muñoz y nos contaba que ensayando la salida de Pollione, atacó el recitativo “Svanir le voci”, el maestro inmediatamente le cortó al grito escandalizado de “troppa voce, troppa voce” a lo que él respondió: “Oiga si esto lo cantaban Corelli y Del Monaco y yo soy el canario Tweety a su lado”
Ciertos sectores de la crítica han incidido en los defectos de del Monaco, olvidando las virtudes de una voz irrepetible que el cantante – más serio de lo que se le reconoce – se esforzó por domeñar con éxito muchas veces. Hay que escuchar sus grabaciones de los 50, sobre todo el Otello de La Scala.
La voz era incomparablemente más mórbida en sus comienzos : sí, la edad y el repertorio, pero también la tendencia del cantante a los sonidos gruesos y estentóreos, a buscar todavía más volumen del que por naturaleza tenía.
A partir de los 60, se pusieron de manifiesto las durezas de emisión, los sonidos abiertos en el centro, las dificultades en el agudo… Y el intérprete se deslizó hacia lo estruendoso para no abandonarlo. No era ya sólo la falta del matiz, sino el acento, siempre agresivo y altisonante. Ni Tucker ni Bergonzi fueron cantantes de grandes medias voces, sobre todo a partir de cierta edad, pero nunca sonaron como el energúmeno vocal en que se convirtió del Monaco. No es casualidad que Celletti y Giudici lo fustigaran con tanta dureza.
En definitiva, no sólo creo que se le pueda reprochar el no haber cantado mejor para ofrecer algo más interesante, sino por pura salud vocal.
Sin ir mas lejos, Giuseppe Giacomini era un vozarron de miedo y podia dar mucha mayor variedad dinamica que del Monaco. Sin negar ni poner meritos ni al uno ni al otro.
Entro al foro bastante, pero no opino mayor cosa pues de esto se tanto como de física cuántica jeje! sin embargo, estoy segura de lo que me gusta y lo que no. Viene al caso mi pregunta: ¿qué hace formidable a un cantante?, sus dotes interpretativos, cómo transmite lo que canta (que para mí, es vital, más allá de solo tener una voz bonita), su “técnica”. ¿Es tan vital tener una voz grande? (conste, lo digo sin sarcasmo, es en verdad una pregunta!) Sé que para cantar sin la ayuda de los micrófonos y peor aún, con una mala acústica, se requiere un talento especial como tener una voz grande, pero creo que hay otras cualidades a tomar en cuenta, o estoy equivocada?
Con todo mi respeto, estimado maestro, no estoy muy de acuerdo con su mensaje.
No veo yo tan monótono a Del Mónaco, ni tanto desprecio por la dinámica.
Hace poco estuve escuchando un Otelo suyo y en el primer acto rinde unos apianamientos muy bellos y expresivos. Quizás no tan bien conseguidos como otros grandes que tenían más facilidad para estos recursos, quizás también porque eran otro tipo de voces, pero eran unos recursos que Del Mónaco no rehusaba y que conseguía unos resultados nada despreciables teniendo en cuenta la anchura de su instrumento y las dificultades añadidas que supone domeñar voces de estos tamaños, aunque hay profesionales que indican que la facilidad para manejar la voz no tiene nada que ver con el tamaño, yo no soy de esa opinión
Creo que hay muchos factores y no todo el mundo, es mas diria que nadie, lo tiene todo. Lo mas importante creo que es la personalidad. Todo lo demas va en funcion de ello.
No hay dos cantantes mas opuestos como, por ejemplo, Bergonzi y di Stefano. el uno con un instrumento pasable pero una tecnica consumida, el otro con una voz de primera pero muchas carencias tecnicas. Creo que fue la personalidad de cada uno lo que los hizo grandes.
Con usted da gusto discrepar. Dicho esto, sigo pensando que Del Monaco no hizo todos los esfuerzos necesarios para explotar todos los recursos de su privilegiado órgano vocal. Es evidente que aparecen algunos “piani” en sus ejecuciones, aunque no los suficientes, y, a la vez, no tan logrados como sus emisiones en “forte”. Predomina lo estentóreo, y en lo interpretativo, lo directo, la conquista de las audiencias por la cantidad más que por la calidad. Aún así, los méritos sobresalen sobre los defectos, y creo que el crédito de eso queda claro en mi mensaje. Sólo dije que queda en deuda, y lo sigo pensando. Queda en deuda. No existe la suficiente compenetración con los personajes, el necesario contraste, la necesaria alternancia de los estados de ánimo fogosos con los íntimos, lo que en MANON LESCAUT, por ejemplo, lo coloca en una situación desventajosa frente a otros colegas, a pesar de sus innegables virtudes canoras.
Y como ejemplo de “cantidad+cantidad+arte” no me canso de citar a Enrico Caruso, que partiendo como “tenore di grazia”, y a pesar de haber evolucionado hacia el dramático neto y que, de no morir aprematuramente habría desembocado en un Otello paradigmático, nunca se apartó de sus orígenes y mantivo a Nemorino hasta casi el final. Y los grandes roles “spinto” eran abordados con enjunidia a veces estentórea, no lo niego, pero siempre con el “canto di grazia” presente como fondo. Ése sí que es un ejemplo.
Alcaide, nadie está comparando a Del Mónaco con Schipa o Kraus, se está haciendo siempre o al menos eso es lo que yo he entendido, desde el prisma de tenor dramático italiano, es decir tampoco se está comparando con Melchior por ejemplo.
Además esa acotación me parece muy pertinente porque el comparar a Del Mónaco con Schipa no le veo yo mucho sentido.
Yo no comparo al Atlético de Madrid con los Giants de Nueva York. Me gustan los dos en su contexto. Ahora, si me preguntas a quién prefiero ver, te aseguro que prefiero al Atleti. Nadie en su sano juicio compararía a Del Monaco (dramático por excelencia) con Schipa (lírico-ligero-pequeño por excelencia). Yo lo que he dicho es que prefiero a la gente que canta antes que a la que epata. Y estoy de acuerdo con el Maestro MPM, pseudocríticointelectulillo, o algo así, pero director de orquesta y escritor de libros sobre ópera (eso es para el listillo de SERC, que nadie sabe de dónde salen estas setas cuando llueve). Tampoco comparo a Del Monaco con Melchior, pero si me dices a quién prefiero, sin entrar en obras, te diré que al gran wagneriano. ¿Tú qué prefieres, cordero o chocolate?. Si puede ser los dos. Dame a Schipa y a Del Monaco. Pero si tengo mucha hambre y tengo que elegir uno, me decantaría. Y eso no es comparar. Bueno, me voy a dormir, no sin antes escucharme un Esultate por Schipa y un Cercherò lontana terra por Del Monaco. Mamma mia, como ando a estas horas.
¡Ojalá la voz de del Monaco le hubiese sido regalada a otro cantante, no a este!
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