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Por Publicado el: 01/11/2007Categorías: Crítica

El canto con sangre. Dessi y Armiliato en Oviedo

60 Temporada de Ópera de Oviedo
El canto con sangre
Obras de Verdi, Giordano, Puccini, Cilea, Mascagni, Tschaikovsky, etc. Daniela Dessi, Fabio Armiliato. Oviedo Filarmonía. Marco Boemi, director. Teatro Campoamor. Oviedo, 31 de octubre.
El programa era realmente comprometido y Daniela Dessi y Fabio Armiliato tenían mucho que cantar. Incluso se anunció una página que no parecía adecuada. El aria de Elvira de “Ernani” es de las más difíciles del repertorio sopranil y sólo cabe arriesgarse con ella en el ardor de la juventud, cuando la carrera está por hacer. Como era previsible se cambió por la de Magdalena en “Andrea Chenier”, más emotiva y de menos pirotecnia vocal, más adecuada para Dessi.
Ambos cantantes acaban de cosechar un grandísimo éxito en el Liceo con esta ópera, aunque la crítica española no la haya podido recoger por nuestra manía particular de escribir sólo sobre las primeras. La prensa extranjera sí lo hizo y además comparó a Armiliato con José Cura, no dejando nada bien parado al argentino. Podrá gustar más o menos la colocación de algún agudo de Armiliato, quien debería acoplarse más a la elegancia en el escenario de su pareja en vida real y escenario, pero estamos ante un tenor de verdad y muy seguro para un repertorio que carece de ellos. Armiliato representa hoy lo que Martinucci o Giacomini –la escuela del Monaco- en el pasado reciente. ¿Dónde hay tenores spintos para los “Chenier”, “Forza”, “Lescaut”, “Fanciulla”, etc? Y, como buen italiano, frasea con una dicción clara. Cantó muy bien “Fedora”, no alcanzó las sutilezas de Wunderlich o Bjoerling pero cuidó mucho el fraseo en el Lensky de “Eugene Oneguin”, bordó con medias voces el adiós a la vida de “Tosca” y echó el resto en aria y dúo de “Andrea Chenier”. Daniela Dessy hacía su presentación en Oviedo para mostrar su canto depurado y musical, de gusto y emotividad. Convenció en el “Vissi d’arte” de “Tosca” pero echó el teatro abajo en la citada “Mamma morta” o en “Poveri fiori” de “Adriana Lecouvreur”.
La pareja funciona muy bien y es éxito seguro en cualquier escenario, porque ofrecen el canto operístico verdadero, transmitiendo con voces amplias. A algunos directores de orquesta ya no les gustan estas voces porque prefieren minúsculas en vez de mayúsculas. Allá ellos. El público se entusiasmó y obligó, tras un “Non ti acordar di me” a dúo, a improvisar sin ensayo alguno el brindis de “Traviata”. Y no se levantaban de las butacas. Siento pena por aquellos abonados a la temporada que se quedaron fuera de este concierto fuera de abono. Fueron acompañados con mimo por Marco Boemi y la Oviedo Filarmonía. Gonzalo Alonso

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