En la Maestranza
Estimado Sr.: Quiero llamar su atención por el hecho gravísimo que ocurrió el otro día en el Maestranza y que pudimos ver todos, como usted mismo reseña. Y es la ausencia de la orquesta ya en el segundo saludo, con el asombro del director al asomarse al foso. N0 tengo más información que la que ofrecen los periódicos, y pese a ser un gran aficionado, no comprendo cómo podemos consentir en Sevilla la degradación constante de una orquesta como la nuestra. Hemos tenido, y digo bien, hemos, una orquesta espléndida, y ahora tenemos un mamarracho conjunto musical. Desde la llegada del nuevo gerente esto va de mal en peor, pues ni siquiera él (que debo suponerle su cuota parte de responsabilidad) ni quien corresponda, han sabido solucionar el tremendo problema de la ausencia de un director.
Así las cosas, cuando llegue el nuevo, si algún día llega, encontrará un hatajo de vagos indisciplinados en lugar de músicos. ¿No le parece? Y yo, desde mi escaso conocimiento del mundo musical me pregunto, ¿es que no hay nadie en Sevilla con conocimientos musicales y de gestión como para llevar a cabo la gerencia de esta orquesta? ¿Qué compromisos tienen con el actual gerente o con su familia o negocios como para contratarlo para un puesto que no está preparado?
No me cabe duda que, para que una persona ostente un cargo para el que no está cualificado, median en su contratación intereses que no tienen en nada que ver con el bien común, en este caso es de la orquesta y los aficionados.
Perdóneme por la extensión de la carta, pero estoy indignado con el comportamiento y falta de profesionalidad de la Ross, y alguien tiene que decirlo ya. Que se vayan el gerente y el director musical, o la Ross se va a convertir, si no lo es ya, en una banda.
Un saludo, y agradecido por su crítica.
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