Muerte de amor
Están a punto de acabar las representaciones de “Tristán e Isolda” en el Real, pero se ya impone una reflexión. Si bien en todas las óperas hay aspectos más o menos débiles, estamos sin duda ante un buen espectáculo que hasta envidiaría el Bayreuth del último “Tristán” de Eiji Oue. Sin embargo refresquemos algunos párrafos de las críticas. Del Amo escribe en El Mundo “La orquesta y la escena, en su conjunción, producen un efecto de plausible profesionalidad, de escasa ambición, sólo catapultada por los cantantes” y Vela del Campo en El País que “La representación de Tristán e Isolda anteayer en el Real tuvo empaque y una factura más que notable”, pero añadía “Se mire por donde se mire, existió una dirección consistente por parte del maestro zamorano. A su manera, bien es verdad…. La Sinfónica de Madrid respondió a la medida de sus posibilidades”. Por su parte González Lapuente lo describía en ABC como “algo muy bonito de sonido, pausado, cuidado en el perfil, poco carnal, apenas sublimado y menos hirviente… el trabajo de López Cobos tuvo sentido, resolución y moderado pellizco”, mientras que para Irurzun en Musicweb “López Cobos is a very cerebral conductor and in this kind of music you need heart and passion, besides brains… The orchestra played very well, better than their normal quality, although still a long way from what one can enjoy with their colleagues in Valencia”. ¿Qué sucede entonces?
Buena pregunta. Sucede que todos echamos de menos un “algo más”, que al Real le ha salido una competencia rompedora y que le cuesta reaccionar. Pero, como a Zapatero con la economía, hay gente que no quiere ver el problema y se disgusta porque se plantee y esto es tanto como buscar una “Muerte de amor” para el Real. Pero por amor malentendido. Como crítico me es indiferente que sea superado por el Liceo, con más presupuesto y tradición, o Valencia, con una orquesta nueva y, en ccontra de cuanto se viene afirmando, no mejor pagada y dos grandes primeros espadas (Maazel y Mehta). Pero los patronos debemos desear que el Real sea el primer teatro español y por ello hemos de luchar en cuantos foros tengamos ocasión.
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