Un ejemplo del código de buenas prácticas
Hasta la fecha venía siendo habitual que el INAEM devolviese a los organizadores de los conciertos en el Auditorio Nacional las localidades del llamado “corte oficial” que no fueran a ser ocupadas por autoridades. Esto parece que ha pasado a la historia y que no se devuelve ni una. Prueba de ello fue el lamentable espectáculo de ver vacía casi toda la primera fila de anfiteatro en el concierto inaugural del ciclo de Ibermúsica. La verdad, mejor que el director general hubiese repartido las entradas entre los administrativos del centro.
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