Recomendación: Evgeny Kissin en Ibermúsica
Evgeny Kissin en Ibermúsica
Clasicismo roto
BEETHOVEN: Sonatas para piano núms. 8, Patética; 17, Tempestad, y 21, Wldstein. Variaciones op.35, Eroica. Evgeny Kissin, piano. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Lunes 10, 19.30. Entre 20 y 83 €.
Evgeny Kissin, o lo que es lo mismo uno de las más grandes pianistas de nuestro tiempo, se presentó en España (en Madrid) hace treinta años largos. Ni que decir tiene que los aficionados que entonces éramos más jóvenes (bastante más) quedamos anonadados. Fue exactamente nueve meses antes de que Karajan le dirigiera un primero de Chaikovski que quedó para la posteridad, pues aquel concierto, celebrado en la Sala Philharmonie de Berlín, fue enlatado en disco. Asombro general. Ante tal virtuosismo y semejante madurez. Desde entonces, siempre de la mano de Ibermúsica, lo hemos podido escuchar, solo o en alguna ocasión acompañado (en el 94 con Solti), y rara vez me ha decepcionado. Al contrario, casi siempre su comportamiento al piano ha sido igual de asombroso; con Liszt, con Schumann, con Schubert, con Chopin…
Pero si en alguna ocasión he podido tener algún desacuerdo con sus planteamientos es cuando ha tocado Beethoven. Cosa que ha empezado a suceder hace pocos años, lo que quiere decir que Kissin, con muy buen criterio, ha tardado en llegar a él. Ahora está en plena faena (ha grabado algunas sonatas para DG), y estoy deseoso de comprobar en qué estado de evolución están sus ideas. Mis discrepancias atienden a ideas interpretativas que, seguro, no he acabado de comprender, tal es la confianza que me inspira este pianista e intérprete. Por eso ese concierto tiene para mí tanto interés. Algo que traslado a quien quiera escucharlo, por si pudiera sucederle algo parecido.
El repertorio escogido es tremendo. Incluye una obra que me motiva especialmente, y que estoy seguro es música que le va como anillo al dedo. Se trata de las demoledoras Variaciones Eroica, antesala de las inescalables Variaciones Diabelli (escúchese, por ejemplo, las núms. 14 y 15 de las Eroica parta entender esto). Antes, Kissin habrá abierto con una sonata cuya popularidad juega contra ella. Se trata de la llamada sonata Patética, una música ardorosa que sin embargo parece buscar una interioridad perdida, y que se transforma unas veces en un desequilibrio casi histérico y otras en una historia de amor imposible. A la mayor parte de los intérpretes le queda grande. En fin, como otras de ese período indefinido de Beethoven que no es ni primero ni último y que, por ello, muy ambiguamente, se le llama central o heroico, etc. Dos piezas representativas son las que añade Kissin a su recital, las llamadas sonatas Tempestad y Waldstein. Músicas que son como estudios acerca de la naturaleza; de una naturaleza hostil que levanta montañas, en actitud agresiva a los muchos valles que las rodean y en los que al fin el autor no parece estar cómodo. En la música de este período Beethoven se siente muy a gusto en el terreno de la denuncia, para proclamar un humanismo solo alcanzable mediante la violencia. Es música de contradicción, que los pianistas se empeñan en transformar en estereotipos clásicos. A Beethoven hay que tocarlo desde el clasicismo pero superando el clasicismo. Es como un clasicismo roto. Creo recordar que Kissin lo intenta, y quizá yo no haya entendido del todo el resultado; es un decir. En cualquier caso lo voy (lo vamos) a poder comprobar pronto. Pedro González Mira
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