Mortier en Vanity Fair
Con la entrevista de Vanity Fair a Gerard Mortier sucede lo mismo que con aquel número en el que publicó las fotos de las ministras de Zapatero “adornadas” con todo lujo de ropajes. Que el personaje se retrata. He aquí unos breves apuntes.
Gerard Mortier no usa ordenador. Presume de escribir a mano, tanto cartas personales como notas, “escritas en un momento de reflexión, para que sean leídas con la misma atención”. Vamos, un hombre “antiguo” en su forma de trabajar.
Obsesionado por el detalle, decide personalmente desde la peluquería de una función al color de los manteles de la mesa de una conferencia. Es cierto según cuentan y lo malo es que muchas veces ve los árboles pero no el bosque.
“El teatro es política. Debemos sacar al público de su rutina diaria y sentarlo en la butaca para que reflexione sobre sus emociones y entienda mejor la vida, la muerte y el poder”. ¡Qué bonito! ¿Y si lo que el público quiere es simplemente “pasar un rato agradable” en medio de toda una vida diaria llena de problemas?
Se dice que dimitió de la “Ópera de Nueva York” – no era tal sino la “New York City Opera”, que es el equivalente allí al Teatro de la Zarzuela en Madrid- porque le habían prometido un presupuesto de $60 millones y luego sólo le aprobaron la mitad. Cuándo uno dimite, ¿le indemnizan con $400.000 o se van con una mano delante y otra detrás?
“He tratado de abaratar producciones, por ejemplo comprando escenografías”. Dice que “típico de un flamenco” compró muy barata la de “El caballero de la rosa” y que después se la ha alquilado a la Scala. Pues es cierto el ejemplo. Se ha comprado barata porque es una producción vieja, estrenada hace quince años y más que amortizada en Salzburgo, París, Baden Baden, etc.
“No estoy en contra de la riqueza. Estoy absolutamente en contra de que los ricos sean una clase con privilegios diferentes”. ¿Acaso sus vuelos en primera –lo que nunca había sucedido con nadie en el Real- y sus estancias en el Hotel Ritz antes de alojarse en “el distrito de Retiro en una casa por la que pago más de lo que debería permitirme” no son privilegios? Tampoco es que no se pueda permitir su alquiler, porque ¿qué suponen algo más de 2.000€ al mes cuando se ganan 21.600€ todos los meses?
Presume de haber incorporado los descuentos de “último minuto” para los jóvenes, cuando estaban más que inventados en el Real cuando llegó.
Habla luego de “La página en blanco” y declara que “La tecnología debe ser una ayuda, si no, sólo sería truco” y pone como ejemplo a “la mala película” que para él es “Avatar”. Pero ¿qué hay detrás de la obra de Pilar Jurado, si no son añadidos lujosos arropando la nada?
“No soporto los caprichos de los divos. Si un cantante sólo piensa en sí mismo no lo contrato”. ¿Llamará pensar en sí mismo a no pensar como él? Porque Nucci, Raimondi o el mismo Plácido no son artistas que piensen exclusivamente en sí mismos y tampoco caprichosos, simplemente tienen ideas diferentes a las suyas y por eso no les contrata. Claro que en el caso de Plácido ha tenido que ceder por razones obvias.
Realmente entrevistas así, como la que publicó Scherzo, ayudan a entender muchas cosas.
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