Esos parásitos llamados cantantes de ópera
Esos parásitos llamados cantantes de ópera
Alfonso Antoniozzi desmonta los mitos sobre los cantantes de ópera, su alto sueldo, condiciones de trabajo y estudio
Cada vez que se intenta poner de relieve la precariedad del sector cultural, llegan los comentarios de quienes dicen que sus profesionales no deberían quejarnse, que el mundo de la ópera es un mundo dorado, incluso se les considera parásitos subsidiados por el Estado, por qué dar dinero a la ópera cuando solo le gusta a unos pocos etc., etc, señala el barítono italiano Alfonso Antoniozzi. En una columna sobre la situación de los cantantes líricos, Antoniozzi desmonta una serie de mitos que destacamos a continuación:
- La profesión de cantante de ópera cuesta dinero: el cantante de ópera gasta en la preparación del papel con el pianista, para viajar, para alojarse, para la restauración. No reciben una asignación diaria y los gastos corren a su cuenta.
- Las cláusulas de pago se extienden hasta tres meses y no siempre se cumplen.
- Se paga por actuación realizada, por lo que si se cancela, se pierden el dinero invertido y el caché acordado.
- Aparte de muy pocas excepciones, es decir, las pocas estrellas que residen en paraísos fiscales, el cantante de ópera es la única figura independiente en Italia de la que se puede decir sin lugar a dudas que paga impuestos hasta el último centavo: al pertenecer a Fundaciones, o en cualquier caso a teatros asociados a la Administración Pública, ni siquiera es remotamente posible trabajar “en negro”.
- El cantante de ópera es una figura altamente profesional. Lleva años de preparación, entrenamiento constante, gran propensión al estudio, memoria de hierro, capacidad para mediar, sentido del ritmo, entonación precisa, una técnica que le permite ser escuchado sin micrófonos, nervios fuertes, aptitud para actuar .
Antoniozzi concluye su artículo con una advertencia: la de perpetuar el concepto de artista como parásito de la sociedad. Referirse a los sueldos faraónicos sin noción de la naturaleza de la profesión es “atacar a los trabajadores y enterrarlos bajo un mar de mentiras y prejuicios”.
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