El coronavirus golpea la Lyric Opera de Chicago en el peor momento
El coronavirus golpea la Lyric Opera de Chicago en el peor momento
El Teatro cancela la producción del Anillo que había trabajado desde 2013
El tsunami de cancelaciones que devastó las temporadas líricas de los teatros estadounidenses tuvo especial impacto en la Lyric Opera de Chicago. El teatro habría estrenado el pasado 4 de abril la última parte de la tetralogía del Anillo de Wagner, que se inició tras años de trabajo en 2016. Tras el estreno de Götterdämmerung, el teatro habría ofrecido tres ciclos completos del Anillo las semanas del 13, 20 y 27 de abril.
Para cualquier teatro, enfrentarse a esta producción es un esfuerzo monumental por las dimensiones argumentales y de duración del ciclo. También para los cantantes y músicos es un gran reto, por las cualidades vocales, físicas y mentales que exige la partitura: es la composición más larga del canon, precisa una orquesta de gran formato, coro, y escenografía y vestuario muy exigentes. Tal es la envergadura y atractivo del título que muchos devotos viajan a todas partes del mundo para verlo.
De la noche a la mañana, el esfuerzo de todo el equipo se desvaneció por completo y la decisión de cancelar la producción llegó en el peor momento posible: “Suspendimos el Anillo en un momento devastador financieramente porque ya estábamos con los ensayos finales”, explica Anthony Freud, director general del Teatro. “El ocaso de los dioses estaba prácticamente sobre el escenario y la recuperación de los otros tres títulos estaba ya en marcha. Es decir, gastamos todo el dinero que habríamos invertido en condiciones prácticamente por completo”.
El Teatro calcula que las pérdidas por la cancelación de este título podrían ascender a los 27 millones de dólares. Además, el Teatro no podrá grabar la producción ni emitirla por streaming para conseguir fondos que mitiguen esa pérdida.
La dirección del Teatro no ha podido concretar cuándo será posible recuperar la producción. La reubicación de los títulos cancelados es la prioridad de la gestión del teatro, que se encuentra desbordada ante la reprogramación de sus siguientes temporadas y el ajuste de su presupuesto.
El proyecto de subir a escena la tetralogía de Wagner en una semana, como tenía previsto el teatro, tendrá que esperar a un futuro aún incierto.
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