Ludovic Tézier: “La vida de los artistas es una lucha diaria sin más certidumbre que la firma de un contrato”
Ludovic Tézier: “La vida de los artistas es una lucha diaria sin más certidumbre que la firma de un contrato”
El cantante comparte su preocupación por las consecuencias de la crisis para el sector artístico e insta al Gobierno francés a convertirse en el modelo de referencia para Europa en el apoyo al sector cultural
Son muchos los artistas que ponen su voz a la grave situación de aquellos con menor impacto mediático. Los análisis de pérdidas, la incertidumbre que asfixia al sector y la falta de medidas específicas para el sector cultural descorazona a sus protagonistas, los artistas que hoy ofrecen su trabajo gratuito en internet.
El barítono Ludovic Tézier es el protagonista de esta denuncia a las autoridades de Francia, a las que pide responsabilidades por la amenaza que se cierne sobre la condición de los artistas.
“Señor presidente”, comienza, “la miseria envuelve el futuro de todos aquellos que, día tras día, reconfortan el corazón del pueblo. Si no los tenemos en cuenta, el virus tomará la forma del espectáculo en vivo y, particularmente, en el arte lírico. Siempre maltratado y víctima sempiterna de la gestión presupuestaria, atrae a un gran número de aficionados que encuentran en la sala del teatro la vía de escape de su vida laboral. Hablo en nombre de aquellos cuya única posibilidad de construir una vida depende de contratos firmados, que con suerte cuentan con 10 meses de certidumbre, artistas que luchan cada día por mantener su profesión. Hoy, todos los contratos están rotos. Los teatros se concentran en sobrevivir. Lógico, su presupuesto anual se calcula según su ingreso en taquilla… Si el Estado no compensa esta pérdida, seremos nosotros, los artistas independientes, quienes pagaremos el precio de su decisión”.
Tézier subraya la intervención del Estado como base indispensable de la recuperación del sector. El mismo impulso a las empresas debería correr en paralelo al apoyo a las industrias creativas, “una parte nada despreciable de la economía”. Por esto y por su incalculable valor del arte en la vida y el esfuerzo que requiere su ejercicio, el Gobierno debería comprometerse con todos los profesionales. “Proteger la cultura en Francia también es ser europeo. Salvar el mundo artístico es enviar un mensaje de esperanza a nuestro continente. Brinde a los teatros los medios que se merecen, sea un ejemplo y ofrezca a los empleados la capacidad de cumplir con sus contratos”.
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