Keri-Lynn Wilson: “Me encantaría dirigir todas las óperas de Wagner”
Keri-Lynn Wilson: “Me encantaría dirigir todas las óperas de Wagner”
La directora consagra el periodo de confinamiento al estudio de el ciclo del Anillo de Wagner y crea la serie Inspired by en la que comparte sus curiosidades en redes sociales
La carrera de Keri-Lynn Wilson como directora de orquesta se extiende durante más de 20 años, una trayectoria que ha ido acompañada de los mejores conjuntos orquestales, como la Filarmónica de Los Ángeles o la Sinfónica de la Radio de Baviera.
En la temporada 19-20, Wilson ha alternado en su agenda trabajos sinfónicos y líricos: Rigoletto en la Ópera Nacional de Noruega, en Oslo; una gala lírica junto a Josep Calleja, Sondra Radvanovsky y la Orquesta de Puerto Rico, y el concierto junto a la Filarmónica de Gran Canaria fueron sus primeros compromisos.
A causa del coronavirus, Wilson no ha podido llevar a cabo la dirección de Carmen en la Ópera de Polonia, La Bohème en el Lincoln Center y el Teatro Bolshoi de Moscú y Tosca en el Teatro Colón, todos ellos cancelados por el avance del patógeno. En la próxima temporada, la directora tiene compromisos cerrados en la Deutsche Oper de Berlín, la Ópera Nacional de París, el Mozarteum de Salzburgo y la Bayerische Staatsoper, entre otros, donde dirigirá obras de Bizet, Mozart, Verdi, Brahms, Wieck Schumann y Puccini. Para afrontar repertorios tan variados, la directora se concentra en el respeto al compositor: “El mayor reto es ajustarse a cada teatro, amoldarse al tiempo de ensayo y aprovecharlo al máximo. Como cada orquesta es diferente, mi trabajo consiste en garantizar que la obra se interpreta de de acuerdo a la intención de su autor. Por ello, trabajo minuciosamente la partitura para trabajar de acuerdo a la interpretación que tengo en mente. Otro obstáculo, a veces, es la idea que cada cantante o intérprete tiene de la ópera, que puede ser más o menos difícil de superar. A esto se suma el haber trabajado o no con el conjunto. Por ejemplo, cuando voy a Múnich a hacer Rigoletto, me reencuentro con una orquesta que conozco y con la que ya he hecho mucho Verdi, por lo que su manera de tocar me es familiar y sé qué hacer aunque tengamos poco tiempo de ensayo, algo habitual cuando no es una nueva producción”, explica la maestra.
Su vínculo con la ópera no fue amor a primera vista, confiesa la directora. De abuelo barítono y padre director de orquesta, Keri-Lynn se centró en el repertorio sinfónico hasta que comenzó sus estudios en Juilliard: “No fue hasta entonces que comencé a ir al Met y me enamoré del género lírico. Estaba en mi tercer año de flauta y me matriculé en un curso sobre el Anillo de Wagner. Tras dirigir como asistente en la Sinfónica de Dallas y una gala en el Vaticano junto a José Carreras y Daniela Dessi, el Teatro de Verona me invitó a dirigir Lucia di Lammermoor, un reto que acepté a pesar de no conocer ni una nota de la partitura. Esa fue mi primera ópera y desde entonces no he podido dejarla. Me considero tanto una directora de orquesta como de ópera, es importante que haya ese equilibrio en el repertorio”.
Sus compromisos más destacados en este terreno durante los últimos años incluyen Carmen en la Royal Opera House; Tosca, Madama Butterfly y La Traviata en la Ópera de Viena; Don Carlo, Iolanta, Tosca y La Bohème en el Teatro Bolshoi; El Holandés Errante, Eugene Oneguin, Boris Godunov y Carmen en la Ópera Nacional de Polonia; y La Traviata, Madama Butterfly e Il Barviere di Siviglia en la Bayerische Staatsoper.
Durante el tiempo de confinamiento, Wilson ha dedicado parte de su rutina de estudio a compartir sus inquietudes y consejos con el público y sus seguidores en redes sociales. En ellas ha llevado a cabo la iniciativa ‘Inspired by’, en la que publica un vídeo de un minuto con algunas de las piezas en las que encuentra inspiración, una manera de contestar a la curiosidad habitual de los aficionados: “Como directora, quiero seguir en contacto con la audiencia pero como ahora mismo todo está parado, me gustaría llegar a la gente a través de la sobras en las que encuentro inspiración”.
Esta iniciativa nace mientras estudia las partituras de la tetralogía del Anillo, obra que, confiesa, le encantaría dirigir en el futuro: “Me gustaría dirigir todas sus obras. También me gustaría hacer más óperas rusas, como Guerra y paz de Prokofiev. En cuanto al repertorio sinfónico, la obra que más me gustaría dirigir tras la pandemia es Babi Yar, la 13º Sinfonía de Shostakóvich”.
Lea la entrevista completa en este enlace.
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