Crítica: Alexei Volodin. Buena Alternativa
CICLO GRANDES INTÉRPRETES. FUNDACIÓN SCHERZO
ALEXEI VOLODIN
Buena alternativa
Auditorio Nacional. Madrid, 10 de noviembre 2020. Obras de Mozart, Schumann, Chopin y Rachmaninov
Dada la imposibilidad de desplazamiento de la pianista Angela Hewitt para actuar el día programado, la dirección de la Fundación Scherzo eligió como sustituto al pianista Alexei Volodin.
No podemos hacer otra cosa mas que alabar tan rápida y sabia decisión.
El pianista premiado en el Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O´Shea en el año 2003, el ruso Alexei Volodin, nos ofreció el penúltimo recital del ciclo Scherzo en el Auditorio a media entrada debido a las condiciones especiales que vivimos actualmente. Si estas circunstancias nos privan de la sensación de un auditorio pleno que puede emocionarse, también nos permiten gozar de unos conciertos en los que los ruidos molestos que se producen frecuentemente entre el público no sean motivo de distracción y desagrado y podamos sentirnos plenamente identificados con el oyente en plena sintonía con el artista.
Este concierto estaba programado como un recorrido arrebatador por autores románticos por excelencia como Chopin y Schumann llevándonos hasta el post-romanticismo que nació después durante la segunda mitad del siglo XIX y tiene como uno de sus mayores exponentes a Rachmanimov.
Este viaje estaba introducido por la portentosa Sonata en do menor K 457 de Mozart, una de las más conocidas de su repertorio para ese instrumento y que es una muestra del talento, pasión y dramatismo al mismo tiempo.
El pianista que de entre sus virtudes destaca su brillantez técnica y que demostraría en la Balada nº 4 en Fa menor op. 52, hizo una lectura de la sonata muy enérgica dándole la fuerza necesaria que requiere la obra, a la vez que demostró una limpieza en el sonido y consiguió dar con el fraseo sensible pero nunca débil en el Adagio, lo que hizo nos acordáramos en los pianistas mas consagrados en la obra del genio austriaco.
Entre el último clasicismo de Mozart y el post-romanticismo Volodin nos ofreció dos obras maestras del romanticismo, la Arabeske op. 18 de Robert Schumann a la que aplicó el tono delicado exigido y revistió de un sonido cristalino y la Balada nº 4 de F. Chopin que sonó más enérgica que apasionada, sobre todo en su parte final que requiere un gran dominio técnico que no anule la belleza de su vitalidad.
Ese dominio técnico de Volodin, que es una de sus cualidades, se pudo comprobar en la selección de dos opus de Rachmaninov, el 23 y el 32. En total diez pequeñas obras que situadas al final del programa buscaban el lucimiento del pianista en lo que es una música con la que se encuentra plenamente a gusto y que permitió desarrollar toda su fuerza interpretativa.
El primer Preludio, el nº 4 en una Andante cantábile fue el principio de un sonido nuevo y avasallador que poco a poco se fue haciendo dueño del auditorio y llenó todo su espacio, quizás todo ese inmenso volumen sonoro que, alternado con pasajes de mayor introspección, impedía apreciar todos los matices y resultaba confuso, pero la pasión se desbordaba y llegaba hasta el público con una fuerza envolvente.
El pianista fue consciente de esa comunicación entre él y el auditorio y nos gratificó con dos obras más de Rachmaninov. Fric Garibas
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