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Por Publicado el: 01/01/2021Categorías: Noticias

Crítica: Sephardica colmó de regalos a Córdoba

SEPHARDICA

Sephardica colmó de regalos a Córdoba

Concierto de Sephardica celebrado el 26 de diciembre a las 12:00h en la Sala Orive (Córdoba).

sephardica

Sephardica

El pasado sábado 26, la ciudad de Córdoba se vistió de gala para recibir la visita de tres esperados “reyes magos” de la música. Eran tres, como sus Majestades de Oriente, e incluso alguno pensaría que habrían recorrido miles de kilómetros para llegar hasta allí, por la variedad de instrumentos que llevaban en sus zurrones.

Así lo creyeron los escuetos 40 asistentes que presenciaron la escena –normas Covid mediante-, y en la que se pudieron escuchar los latidos lejanos de una estrella que desembocaba en un portal allá por el belén cordobés para ver nacer a un niño tan querido en esa tierra, en parte, por los villancicos que han pasado de generación en generación. Muchos, ocultos bajo un prisma medieval que esta agrupación, Sephardica (Emilio Villalba, Sara Marina y Ángeles Núñez), fue descubriendo en un programa cargado de regalos.

El primero, eso sí, hay que agradecérselo a la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales (Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico), por su buen hacer y por el paraje tan encantador que acondicionó para la velada, dentro del ciclo “6 siglos de Música: música en los espacios singulares de Andalucía”. La Sala Orive –antaño intento de sala capitular del Convento de San Pablo, pues quedó inacabada- ha resultado ser un paraje magnífico para desembocar desde los maravillosos jardines del Palacio de Orive y disfrutar de cualquier arte que se precie.

En este caso tocó el turno de la música, entrando en calor con una interesante versión del Gaudete, Christus Est Natus, que dio paso a la primera de las presentaciones realizadas por Emilio Villalba. Desde ese momento comenzó un incesante viaje musical por los reinos peninsulares e Inglaterra. La primera parada fue en el Monasterio de Montserrat, con una deliciosa Polorum Regina, de corte mariano. Cruzando el Mar Cantábrico, esperaba Als I lay on yoolis night, un villancico inglés que recopiló allá por 1372 John of Grimestone, un fraile franciscano de Norfolk, y que posiblemente escucharían por primera vez unos sorprendidos asistentes.

Pero continuando con la ruta hacia Belén, Sephardica haría una parada en Portugal, desde donde adornarían musicalmente esa gran grieta que aún conserva la sala desde el terremoto que sacudió Lisboa y parte de la Península en 1755. Con Senhora del mondo, decía Emilio Villalba que “no sólo damos un salto geográfico hasta Portugal, sino que lo hacemos de la forma fundamental en que se transmitían dichos villancicos, reuniéndonos [imaginariamente] en torno al fuego para cantar letras, coplas y cantigas navideñas en honor al Niño Jesús y a la Virgen María”. La pieza, brillante, vibrante y danzante, hizo que muchos de los asistentes no pudiesen parar de moverse, algo de agradecer con el frío día que bañó la capital cordobesa.

Poco a poco, y ya entrando en calor, propusieron la obra pieza instrumental del concierto que, más bien, pareció un tríptico con villancicos de origen medieval asentados en la cultura europea actual. Sirvió, además, como prefacio para una enternecedora recitación del Auto de los Reyes Magos a cargo de Sara Marina, recogido del manuscrito toledano que en la actualidad reposa en la Biblioteca Nacional de España. Tras ello, siguió el concierto pasando, en palabras del juglar sevillano, “a una fase mucho más cálida, pensando que estamos en una casa andaluza, con la candela puesta y el puchero cociendo, para hacer una pieza muy tradicional que, en un principio, no tenía temática navideña pero que, con el paso de los años, se fue adaptando hasta la actualidad y se sigue interpretando por las tierras de Granada”. Hablaba del villancico De los cuatro muleros, muy aplaudido por todos los asistentes gracias a la emotividad y explosividad a partes iguales que guarda la voz de Ángeles Núñez. Y los vítores no quedaron ahí, pues acto seguido, tras una petición por parte de los intérpretes, se agradeció el esfuerzo de la organización del evento, sin duda, más que merecido por el trabajo que se debe hacer en estos días por culpa de una pandemia que no ha podido con la cultura.

Así, se llegó al final del concierto, con dos últimos villancicos programados (Una pandereta suena y Pastores venid, pastores llegad) y un regalo navideño muy andaluz (Los campanilleros) con los que rescataron el maravilloso sonido de los adufes. Sería el colofón y la muestra de un repertorio olvidado y recordado, con casi una veintena de instrumentos excelentemente interpretados por tres “Reyes Magos” que llenaron Córdoba de regalos. Daniel Quirós Rosado

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