El equilibrio entre el foso y el podio, el nuevo desafío de Gustavo Dudamel

El salto a la dirección de la Ópera de París ensancha la trayectoria profesional del director venezolano, cuyos principales logros se enmarcan en el repertorio sinfónico

Gustavo Dudamel

A pesar de la fuerza del rumor en pleno proceso de selección del nuevo director de la Ópera de París, un secreto a voces que preludió el nombramiento de Dudamel como sucesor de Philippe Jordan, su contratación no deja de ser sorprendente, indica el crítico Anthony Tommasini en el New York Times. 

La crisis sanitaria no ha hecho sino agravar el descontento interno en la institución, sumida en huelgas y críticas por racismo durante el último año. Alexander Neef, su director, apostó por Dudamel como un valor revitalizante, una personalidad cercana y carismática que devolverá la confianza del público en el teatro y ayudará a redefinir las estrategias y principios de la Ópera. Sin embargo, recalca Tommasini, la popularidad de Dudamel no se debe a su faceta como director de ópera: “Su prestigio provienen de sus emocionantes lecturas del repertorio sinfónico. Por lo tanto, ¿hasta qué punto es relevante la experiencia en el foso a la hora de aceptar un puesto tan importante en el mundo operístico?”, subraya el crítico.

El salto del podio al foso y viceversa tiene algunos antecedentes. Mahler, mayormente conocido por la composición de sus visionarias sinfonías, trabajó en teatros de ópera de Praga, Leipzig y Hamburgo, y llegó a ser brevemente director del Metropolitan de Nueva York. Arturo Toscanini, que estrenó La Bohème en 1896 y pasó gran parte de su vida en el foso de La Scala de Milán y el Met, dejó la ópera para asumir la titularidad de la Filarmónica de Nueva York en 1928.

Georg Solti encarna el ejemplo de director que entrelaza ambas vertientes, habiendo compaginado la dirección de la Royal Opera de Londres con la Sinfónica de Chicago, de la que fue titular durante 22 años. También Barenboim alternó las direcciones de la Orchestra de Paris y la Sinfónica de Chicago con La Scala y, desde 1992, la Ópera de Berlín; y Yannick Nézet-Séguin, el actual director musical del Met, es responsable de la Orquesta de Philadelphia y la Ópera de Montreal. Más similar al caso de Dudamel, recuerda Tommasini, es la carrera de Seiji Ozawa, que tras 29 años al frente de la Sinfónica de Londres, asumió la dirección de la Ópera Estatal de Viena en 2002.

El 1 de agosto, Gustavo Dudamel se convertirá en el primer director latinoamericano al frente de la Ópera parisina, iniciando un periplo que se extenderá durante 6 años y en el que deberá encontrar el equilibrio con la dirección de la Filarmónica de Los Ángeles, con la que ha prolongado su contrato hasta la temporada 25/26.

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