Crítica: Volodos y su Schubert distante en Granada
Volodos y su Schubert distante
Festival de Granada. Auditorio Manuel de Falla. 26 de junio. Arcadi Volodos, piano. Obras de Franz Schubert y Johannes Brahms.
Parece que Volodos hubiera querido establecer una conexión estética y espiritual entre la Sonata en Sol mayor op. 78 D 894 de Schubert y las Sechs Klavierstücke op. 118 de Brahms, acercando la música del primero al universo sensitivo del segundo. De otra manera no se entiende su aproximación a la sonata de Schubert que, si bien iniciada en el Molto moderato e cantabile de manera pausada, dejando respirar a las frases, alargando los silencios con un sutil uso del legato, no evolucionó hacia un Schubert más fluido. El resto de la sonata se movió en un clima pesante, de escasa acentuación, lento hasta el sopor, sin variaciones en las repeticiones, sin apenas rubato. La articulación era muy clara, sí; pero el fraseo llegaba a ser mecánico y rígido. Sólo en el Allegretto final pareció despertar Volodos de su letargo para abordar un discurso más fluido, más animado, con las necesarias acentuaciones, cerrando con un final muy delicado, de sonido cincelado con minuciosidad.
Mucho más en su terreno pareció sentirse con las seis piezas del Brahms más otoñal, abordadas con pasionalidad y efusividad en el primer Intermezzo. En el segundo sobresalió su manera de equilibrar las frases complementarias de ambas manos. Era en su manos un Brahms pasional y reflexivo a la vez, efusivo y contemplativo a partes iguales y enunciado con una rica diversidad de recursos dinámicos y agógicos. El último Intermezzo en Mi bemol mayor fue una maravillosa muestra del pianismo más delicado e introspectivo que Brahms pide para una música que se nos presenta como una despedida feliz y serena del mundo y la vida. Andrés Moreno Mengíbar
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