Critica: “Tosca” en Peralada, por debajo de los esperado
Critica: “Tosca” en Peralada, por debajo de los esperado
TOSCA (G. PUCCINI). Versión de Concierto. Auditorio del Castell de Peralada. 25 Julio 2021.
Vuelve a la actividad el Festival de Peralada tras el parón del año pasado, debido a la pandemia. En esta edición dos serán las óperas que ofrece su programación. Por un lado, la Tosca que ahora nos ocupa y unos días más tarde una casi rareza, como es el Orlando de Haendel, que se ofrece en una nueva producción del sevillano Rafael Villalobos y con un reparto un tanto modesto para lo que suele ser habitual en el festival.
Así pues, se nos ofrece la Tosca de Puccini en función única y, lamentablemente, en versión de concierto con la presencia de 3 grandes divos, como son Sondra Radvanovsky, Jonas Kaufmann y Carlos Álvarez, bajo la batuta de Nicola Luisotti. Es decir, estamos hablando exactamente del reparto que pudimos ver el pasado día 22 en el Teatro Real de Madrid, aunque tengo que decir que el resultado artístico ha quedado claramente por debajo.
Como ocurriera hace pocos días en Madrid, hemos tenido otra vez nada menos que dos bises en la ópera, a cargo de Sondra Radvanovsky (Vissi d’arte) y de Jonas Kaufmann (È lucevam le stelle). No hubo mucha resistencia para conceder los bises por parte de ninguno de ellos.
¿Qué ha cambiado en el transcurso de estos 4 días? Los cambios han tenido que ver en primer lugar con el hecho de que en Peralada se ha ofrecido Tosca en versión de concierto y en segundo lugar con el hecho de que estamos en una función al aire libre y no en el interior de un teatro.
Tosca es una ópera que se adapta muy mal a una versión de concierto, ya que el drama teatral está siempre presente en la obra desde los compases iniciales. Teniendo en cuenta que todos los personajes eran interpretados por los mismos cantantes que en el Teatro Real, yo estaba convencido de que más bien se trataría de una función de esas que se llaman ahora semi escenificadas, es decir con vida escénica, aunque sin escenografía ni vestuario. No ha sido así, ya que la orquesta y el coro ocupaban prácticamente todo el palco escénico del auditorio, dejando un reducido y estrecho espacio por delante, por donde estaban los cantantes y así no es posible transmitir emociones del drama. Hasta Scarpia hace mutis, tras ser apuñalado por Tosca, dejando a ésta sola en el escenario en todo el final del segundo acto. Creo que hay pocas óperas que se adapten tan mal a la versión de concierto.
El otro elemento que ha influido notablemente en el resultado de este concierto ha sido el hecho de que estamos en un auditorio al aire libre, lo que ha tenido una clara importancia en el resultado vocal de los protagonistas. Evidentemente, no a todos les ha afectado de la misma manera. De hecho, Sondra Radvanovsky no ha tenido ningún problema en este sentido, mientras que sí los han tenido Carlos Álvarez y, especialmente, Jonas Kaufmann, cuyas voces llegaban al auditorio con dificultades, que no se pudieron sentir en las representaciones de Madrid.
No puedo decir que el resultado final haya siso pobre, pero desde luego no ha sido el que se podía esperar de antemano.
La dirección musical volvió a correr a cargo de Nicola Luisotti, cuya lectura ha vuelto a parecerme francamente buena, muy matizada y obteniendo un excelente juego de la Orquesta del Teatro Real, que ofreció nuevamente un estupendo sonido. Correcta la prestación del Coro del Teatro Real en sus breves intervenciones, así como de los Pequeños Cantores de la JORCAM.
Sondra Radvanovsky fue una vez más Tosca y su actuación siguió siendo brillante como lo fuera en Madrid. Poderosa siempre, con un tercio agudo brillante como pocas sopranos en este repertorio, aunque su voz sea muy particular y no ofrezca la belleza de una Netrebko. En cualquier caso, fue una vez más una muy destacada Floria Tosca y no tuvo problemas para que su instrumento llegara perfectamente al auditorio.
Jonas Kaufmann fue Mario Cavaradossi y era su debut en ópera en el Festival, en el que había cantado en varias ocasiones, pero siempre en conciertos o recitales. Como digo más arriba, su voz tuvo problemas para llegar con claridad a los espectadores, lo que no ocurrió unos días antes en el Teatro Real. Fue decepcionante su Recondita armonía, mejorando en el acto tercero, aunque su interpretación del aria resulta discutible. Estaba claro que concedería un bis, en caso de que la Radvanovsky lo hubiera hecho anteriormente. Y así fue. Creo que su actuación pudo ser un tanto decepcionante para más de uno.
Algo parecido se puede decir del resultado de la prestación de Carlos Álvarez en la parte del Barón Scarpia. Sigo creyendo que no es el verismo donde brilla más el barítono malagueño. Su voz también sufrió las consecuencias del abierto y tenía dificultades para llegar al auditorio.
Los personajes secundarios eran los mismos que en las representaciones de Madrid y lo hicieron bien todos ellos. Sonoros tanto Valeriano Lanchas (Sacristán) como Gerardo Bullón (Angelotti). Intachable Mikeldi Atxalandabaso en Spoletta, cuya voz llegaba perfectamente al auditorio. Correcto el Sciarrone de David Lagares. Buena impresión la dejada por Luis López Navarro como Carcelero. Sin interés el Pastorcillo de Inés Ballesteros.
El Auditorio había agotado sus localidades hace tiempo, estando limitado el aforo al 70 %. El público se mostró cálido con los cantantes, aunque los aplausos fueron menos intensos y duraderos que en Madrid. Si en el Teatro Real hubieron de pasar más de 3 minutos para que Tosca y Cavaradosi hicieran sus bises, aquí no pasaron de minuto y medio.
El concierto comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 26 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 4 minutos, incluyendo los dos bises mencionados. Cinco minutos de aplausos, siendo los más intensos para Sondra Radvanovsky. José M. Irurzun.
Fotos. M. González
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