QUINCENA DONOSTIARRA

Hermosa velada bachiana por Conductus Ensemble

Fecha: 13.VIII-2021. Lugar: Basílica de Nuestras Señora del Coro, de San Sebastián. Programa: Missa brevis en Sol menor BWV 235 y Missa brevis en Fa mayor BWV 233, de Johann Sebastian Bach. Propina: Obertura (fantasía coral) de la cantata Non homm, de Heden Heilan BWV 61, del mismo compositor. Voces solistas: Jone Martínez (soprano), Gabriel Díaz (contratenor), Ariel Hernández (tenor) y Jesús García Aréjula (bajo). Coro y orquesta: Conductus Ensemble. Director y maestro concertador: Andoni Sierra.

Cierto es que este programa tiene, para su audición, un lugar idóneo cual es un templo religioso, y así fue en el presente caso, pese a que la acústica de la basílica donostiarra no es la más adecuada para percibir todos los matices que las obras interpretadas atesoran. De la mitad hacia atrás la percepción sonora del concierto dejó bastante enteros que desear, no así en la mitad delantera, donde se percibió toda la intensidad espiritual encierra esta música, con la particularidad de que las dos obras programadas están escritas en el latín del catolicismo romano y no en alemán, algo inusual en el gran Bach. Por el contrario, en la belleza floreada de la obertura ofrecida fuera de programa, la lengua tedesca o alemana es la absoluta protagonista, amén de significar que el primer verso fue tomado de un texto del propio Martín Lutero.

Hubo momentos de tal intensidad en las entrañas de la música ofrecida que al autor de estas líneas hubiese deseado saber en tales cuál fue grado de emotividad espiritual del propio compositor mientras ibas llenando de notas y signos el pentagrama lineado que tenía delante. ¿Genialidad?, ¿magia?, ¿sublimación neuronal?, ¿sabiduría ilimitada? No sé, creo que todo a la vez. Por eso, ante el señor de Eisenach hay que descubrirse con una humilde reverencia admirativa.

Veintiún cantores, incluidos los cuatro solistas, más tres primeros violines, dos segundos, dos violas, un violonchelo, un contrabajo, dos fagotes barrocos, un contrafagot, dos trompas y un pequeño armonio, conformaron el cuerpo camerístico de Conductus Ensemble, ante un Andoni Sierra pletórico y entregado, a pesar que habían llegado a las 14,15 horas a la ciudad donostiarra, tras un viaje en autobús (metido de un tirón entre pecho y espalda), procedentes de Torroella de Montgrit (Bajo Ampurdán, Gerona),  habiendo obtenido loores por su trabajo en una velada vespertina en el día anterior. En verdad las instituciones vascas (Gobierno, Diputación y Ayuntamiento) no tienen ni idea de la grandeza musical que este conjunto atesora.

Tampoco es cuestión de ir desgranando cada uno de los mágicos momentos escuchados, entre otras cosas porque Herr Beckmesser no lo consentiría, pero, a modo de resumen sí puede significarse que hubo tres cumbres en esta velada: tanto la hermosura del canto del contratenor Díaz, asistido a solo por el preciosismo del fagot barroco en el Domine Fili  de la primera Missa brevis, cuando la hermosura de la voz de la soprano en el Qui tollis de la segunda y el cierre de la misma cuajado en la rotunda alegría de las trompas bachianas del Cum sanctus de la misma obra. Manuel Cabrera