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Sarasate versus Iberni
Por Publicado el: 03/10/2008Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Mortier

Mortier
Gerard Mortier saltó a la fama tras la renovación que realizó en el Teatro de la Moneda en Bruselas en los ochenta. Acertó artísticamente y no tanto presupuestariamente. En 1992 pasó al Festival de Salzburgo, trasformando violentamente su filosofía con un impresionante “San Francisco de Asis”. Tanta innovación y su orgulloso carácter, muy en plan “enfant terrible”, no acabaron de cuajar en la sociedad local, que veía por vez primera mesas vacías en sus restaurantes y entradas sin vender en las taquillas. Tras Karajan hacía falta abrir una nueva senda, pero a Mortier le faltó poner más los pies en el suelo. A finales de 2004 se incorporó a la Bastilla parisina, donde permanecerá hasta 2009. También aquí ha intentado dejar su impronta, transformando un teatro de repertorio en casi un festival incesante, lo que ha sido financieramente posible gracias al aumento de la subvención estatal y, sobre todo, de los patrocinios. Así se permitió recomendar públicamente a los jóvenes comprar entradas de 5€ y cambiarse luego a las mejores butacas. El cambio se dejó ver en los cantantes -de Mattila y Fleming pasó a Denoke y Schäffer-, en los directores de escena y en los orquestales donde un amigo, el mediocre Cambreling, tomó el mando con nada menos que 44 funciones a su cargo en la primera temporada y 39 en la segunda. La invasión de jóvenes por doquier, muchos extranjeros, ha dado lugar al término “Mortier boys”.
A los 65 años se incorporará a la New York City Opera, que es al Met como la Zarzuela al Real en Madrid. Con veinte veces menos presupuesto -las luchas por aumentarlo ya han empezado- y un director en el edificio vecino como Peter Gelb, lleno de imaginación y con ganas de no darle ni agua, lo tendrá difícil. Tanto que sus dos colaboradores de siempre parecen haberle dejado en la estacada y no se embarcarán a NY. Él lo sabe y de ahí sus deseos de buscarse una salida. El tándem con Nike Wager para Bayreuth, frustrado desde su nacimiento, fue prueba de ello. Podría ser que en un futuro no muy lejano tuviésemos noticias de un nuevo puesto para el polémico y valioso –no necesariamente en España- pero no siempre acertado personaje.

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