Critica: Savall en el CNDM, cuando la moda no importa
Cuando la moda no importa, Savall en el CNDM
Critica de clásica / Auditorio Nacional
Obras de Alfonso X “El Sabio”. La Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI. Dirección musical, rabel y lira de arco: Jordi Savall. Ciclo Universo Barroco del CNDM. 16 de noviembre
La capacidad de seducción de las Cantigas de Santa María recopiladas por Alfonso X “El Sabio” es bien conocida, tal vez por su mezcla de trovadoresca luminosidad y espíritu popular, con independencia de su carácter devocional. Si no, que se lo digan a Miklos Rozsa, que de la mano de Ramón Menéndez Pidal visitó y refundió este repertorio con unas gotas del Llibre Vermell para componer su monumental banda sonora para El Cid, una música en la que otros grandes del cine (Poledouris, Goldsmith, Williams…) se basaron posteriormente. La riqueza de ritmos, melodías y tímbricas es sobrecogedora, y destierra de un plumazo todos los estereotipos oscurantistas que se esgrimen reiteradamente con respecto a ciertas épocas.
A todo esto se le suma que Jordi Savall es uno de los pocos artistas que pueden presumir —merecidamente— de llenar una sala de conciertos con su mera presencia, sin que una parte importante del público mire si el programa es Marais, Beethoven o Heinrich Isaac. La relación de confianza establecida con el oyente a lo largo de varias décadas no parece desgastarse, a pesar de los riesgos que algunos de sus programas fronterizos asumen, y la sala sinfónica del Auditorio Nacional recibió al músico con enormes muestras de cariño. También impresionaba, a qué negarlo, la visión de una sala con más de dos mil localidades llena de nuevo, sin butacas interpresonales ni vacíos.
Casi siguiendo las leyes de la retórica, el programa estaba organizado por secciones introducidas por algunas de las cantigas más sugerentes a nivel instrumental que iniciaba Savall, como Ductia o Rotundellus. Todo el conjunto se beneficia de una sonoridad con ese aroma orientalizante que se le presupone a una música pensada a la sombra intelectual de la Escuela de Traductores de Toledo, y tanto Hakan Güngör como Dimitri Psonisal, asiduos de los últimos años, incorporan multiplicidad tímbrica. Andrew Lawrence-King construyó parte de esa sonoridad tan hedonista con el salterio, bien acompañado de las flautas de Pierre Hamon.
Los diez cantantes de la Capella Reial fueron interviniendo en distintas distribuciones, sobre el escenario, destacando las voces timbradas de Víctor Sordo y Hana Blažíková, sin por ello desmerecer el equilibrio y la sutileza que requieren algunas de las cantigas. El momento de conjunto más destacado llegó con el lirismo y el asomo polifónico de Muito faz grand’ erro, la pieza donde se explica la curación del propio Alfonso X gracias a la utilización del libro de las cantigas. En definitiva, un éxito evidente, con un par de bises festivos con Ave Maria participativo incluido. O la música medieval está de moda o poco importan las modas con Savall en el escenario. Mario Muñoz Carrasco
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