With a little help
With a little help
Of my friends. Así rezaba una famosa canción pop de Joe Cucker y un álbum de los Beatles que sirve para ilustrar mi tema de esta semana dedicado a los artistas que triunfan exclusivamente por méritos y a aquellos que se apoyan en la pequeña ayuda de los amigos. Todos conocemos artistas que no han llegado a ocupar el lugar que merecen. Igualmente a otros que han hecho o hacen carrera gracias a sus amistades
Muchos de los que tenemos un cierto poder en el medio -y después de tantos años me he de incluir entre estos pecadores- estamos rodeados de artistas querámoslo o no. Muchos caemos en la tentación de apoyar a los próximos, lo cual está muy bien, porque si no hacemos algo por los amigos, ¿por quién si no lo vamos a hacer? El problema surge cuando esa ayuda es tan exagerada que va en perjuicio de terceros. Cuando por apoyar a unos nos olvidamos de otros con más méritos. Y se trata de un círculo vicioso ya que cuando un poderoso ayuda a un artista, siempre aparecen terceros que le tienden a su vez una mano pensando que así complacen al poderoso y, a su vez, podrán obtener de él futuras prebendas. Una vez más se cumple un refrán, en este caso aquel que comienza por “el que a buen árbol se arrima…” Y cuidado con los amigos, porque esas ayudas libremente otorgadas son muy frecuentemente exigidas después y, si no continúan, los amigos a veces dejan de serlo.
Ayudar es loable, pero toda ayuda tiene limitaciones. Limitación para ayudar hasta el momento que con ello no se perjudique a terceros. Limitación para ayudar a en proporción a los méritos reales de cada cual. Y para no caer en el nepotismo hay que tener un sólido criterio artístico. En la historia ha habido muchos mecenas, pero los que recordamos lo hacemos mayormente por la talla de sus discípulos: los da Vinci, Miguel Ángel o Rafael de turno. Gonzalo ALONSO
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