Una entrevista a Peter Gelb aumenta la tensión con Anna Netrebko
El representante de la soprano contradice algunas de las afirmaciones expresadas por el director general de la Metropolitan Opera sobre cancelación a la cantante
Con una demanda interpuesta y un juicio cuya resolución está prevista para finales de año, la fricción entre Peter Gelb, director general de la Metropolitan Opera, y la soprano rusa Anna Netrebko sigue tensando la relación entre ambas partes.
En sucesivas entrevistas, Gelb ha apuntado a la cercanía entre la cantante y Putin como origen de la desavenencia y motivo por el que se ha cortado cualquier colaboración con la cantante. Inmediatamente después del inicio de la invasión de Ucrania, la compañía exigió a Netrebko que manifestase públicamente su rechazo a la guerra y se desvinculase del Gobierno ruso. A principios del pasado mes de marzo, Netrebko emitió un comunicado en el que anunciaba la suspensión temporal de su agenda en solidaridad con las circunstancias. Algunas instituciones, como fue el caso del Met, vieron sus palabras insuficientes y poca trasparencia en su postura, por lo que se mantuvo el veto.
Así lo defiende Peter Gelb en una entrevista reciente para la revista ‘Limelight’, en la que se le pregunta acerca de la producción de Lohengrin que habrían protagonizado Netrebko y Piotr Beczała: “La verdad es que Netrebko canceló su actuación en Lohengrin antes de que la compañía decidiese separarse de la cantante a causa de la guerra. Fue ella quien decidió que no se sentía cómoda cantando en alemán. Parece ser que cuando cantó el papel en Dresde había un sistema monitorizado gracias al cual podía leer el texto proyectado en diferentes puntos. Creo que habría sido un gran éxito, pero la habríamos despedido de todas formas”.
Esta es la primera declaración que el representante de Netrebko, Miguel Esteban, ha pedido aclarar, enviando su respuesta a este mismo medio: “La Metropolitan Opera no podría haber despedido a Anna Netrebko dado que el acuerdo entre ambas partes incluye una cláusula en la que se especifica, de mutuo acuerdo, que ni la Metropolitan Opera figurará como empleador ni Anna Netrebko como empleada, requisito imprescindible para que este último pueda ser despedido. Por otro lado, Peter Gelb puede atribuirse en nombre de la Metropolitan Opera el haber rescindido indebidamente esos acuerdos, lo que es objeto de una queja contra la compañía de ópera dirigida por el sindicato de Anna Netrebko, el American Guild of Musical Artists; Se espera que el responsable comunique su decisión a finales de este año”.
Además, Esteban subraya como calumnias la imagen que Gelb difama sobre la soprano. Cuando se cuestiona la presencia del también ruso Evgeny Nikitin en la programación del teatro, Peter Gelb contesta que la diferencia con Netrebko es que esta “ha demostrado durante un periodo de varios años su unión política e ideológica al régimen de Putin”. Esteban considera que estos comentarios perpetúan una tendencia de desacreditación que ya habría sido gestionada por el abogado Howard Z. Robbins, quien informó que Gelb “cesaría y desistiría” en este aspecto.
Anna Netrebko ha recuperado su agenda habitual, cuajada de compromisos internacionales. Los más recientes le esperan en el Teatro Colón de Buenos Aires, como Tosca; en la Ópera Nacional de París como Donna Leonora de La forza del destino; y en la Ópera de Viena como Aida.
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