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Por Publicado el: 21/11/2022Categorías: Colaboraciones

Rolando Villazón: Tres años para preparar a Wagner

El tenor mexicano especialista en repertorio italiano y francés, ha debutado en Berlín el papel de Loge en El oro del Rhin. La preparación ha sido tan minuciosa como metódica. Y el resultado…, depende de quien haya visto la función, aunque ha recibido críticas muy favorables. El artista se ha tomado su tiempo para debutar uno de los papeles más importantes de su carrera. Y así lo ha hecho

Villazon-como-Loge

Villazón como Loge

Cuando Daniel Barenboim le ofreció llevar al escenario el papel de Loge dijo sí al momento. Respuesta afirmativa a uno de los roles de su vida, aunque estuviera muy alejado de los que ha cantado a lo largo de su carrera. Embarcado en los últimos años en giras de conciertos (como en la que está inmerso actualmente por varias ciudades europeas) y en su papel de regista, Rolando Villazón decidió agarrar al dios del fuego con la cautela suficiente para no quemarse. Con Barenboim pudo ensayar durante meses aunque el debut se produjo con Christian Thieleman debido a la retirada del maestro argentino por un problema de salud que le ha apartado de los escenarios “sine die”. Graham Clark, uno de los intérpretes de referencia del personaje wagneriano, le animó a cantarlo en 2006. Y él, desde ese momento, no dejó de darle vueltas.

En su carrera, en la del tenor, han pasado algunas cosas. Su progresión ascendente, casi geométrica, quedó frenada en seco y no pudo coronarse como el sucesor de Plácido Domingo o el alumno aventajado de Pavarotti. Quizá fueron las prisas, quizá fue… Sea como fuere Villazón retomó la carrera después de unos años de parón. El tiempo había pasado y otras voces nacían en el panorama lírico. Él decidió caminar con paso firme y casi empezar desde la casilla de salida. Por eso, cuando le llegó a las manos su primer papel wagneriano decidió tomarse su tiempo. La pandemia, además, contribuyó a dilatar el estreno.

Con un profesor de alemán

El primer escollo fue el idioma. No es lo mismo cantarlo que hablarlo. La pronunciación, los matices, las inflexiones. “Es bastante complicado aprenderlo y que no se te olvide el papel. Y poder cantar con soltura. Yo sabía que iba a tener que ensayar mucho para interpretar de una manera natural. Es la parte que más me costó. Cuando lo tuve dominado llegó el momento de la música y de empezar a construir el personaje”, ha contado en diferentes vídeos.Trabajó con un profesor de alemán durante semanas para que la pronunciación fuera la correcta. Después de los ensayos se recluía en su habitación por un espacio de tres horas, una estancia casi desnuda de muebles, y repetía, volvía al inicio las veces que fuera necesario. “Tenía, además, que aprender a dar ese matiz al dios del fuego, un poco burlón, irónico, con doble cara. Nadie me dijo que fuera a ser una tarea sencilla”, cuenta.

El vestuario digamos, dice él, que ha contribuido a crear a este mefistofélico personaje. A cincuenta años atrás Dimitri Tcherniakov ha vuelto los ojos. Trajes setentones con colores ácidos, como el amarillo que Villazón viste con un jersey ligero de cuello alto debajo. No, no es supersticioso. Para él, ahormarse tanto la americana como los pantalones es fundamental, que se adapten a tu cuerpo, que te sientas cómodo con la ropa. “Y que los zapatos que calces no te molesten, porque puedes dar un mal paso y cargarte al personaje dependiendo de la manera en que andas. También me adapté al calzado, lo mismo que sucedió con la peluca de tono rubio y lisa y las largas patillas. Loge es todo y todo hace a Loge”, revela.

¿Qué subrayaría de Loge? “Su libertad insobornable, y para conseguirla ha de pagar un precio, que es la soledad, sin amigos, sin compañía, sin pareja. A él se recurre cuando para arreglar determinados asuntos, pero invitarle a una cerveza, eso no”, asegura. La dicción fue un caballo de batalla: “Para cualquier seguidor acérrimo de Wagner este personaje es su favorito. Así que sabía que iban a mirarme con una lupa. Él mueve los hilos y hay que representarlo de cierta manera no solamente cantarlo. En alguna de las frases, por ejemplo, llega a emplear cuatro timbres diferentes y tenía que ser capaz de transmitir esa complejidad”, explica Villazón, a quien se ha criticado el exceso de tics y gestos que exhibe en escena. Gema Pajares

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