Dos maestras de la emoción
FLAMENCOS: FALLA, GRANADOS Y ALBÉNIZ. Rosa Torres-Pardo, piano; Rocío Márquez, cantaora. MarchVivo.
Hace un par de semanas tuvo lugar en la Fundación Juan March, de Madrid, la presentación de un formidable disco, protagonizado por dos maestras de eso que desde hace ya tiempo se conoce como fusión musical. En este caso del cante flamenco con lo mejor de cada casa de los nacionalistas españoles del siglo pasado. El disco aparece bajo el sello MarchVivo, una marca que se presenta a sí misma desde su propio nombre. Efectivamente, se trata de la toma de un concierto celebrado en su sala hace ya ocho años, debidamente remasterizada en julio de este 2022. La idea no ha podido ser más feliz, pues esta experiencia, paseada por medio mundo por Rosa Torres-Pardo y Rocío Márquez, sus protagonistas, en vivo y en directo, no solo no ha perdido vigencia sino que mantiene su alto interés inicial.
El repertorio está integrado por músicas de los compositores que han sido compañeros de viaje de la pianista, y de los que tantas veces hemos dado cuenta desde estas y otras páginas: Granados, Albéniz y Falla, con un pequeño añadido ahora de Joaquín Turina. Rosa sigue aquí en su habitual gran forma técnica e interpretativa, mostrándose nuevamente como una apasionada especialista en todo aquello que huele a gran música española, pero especialmente en los grandes títulos de Albéniz y Granados: Iberia y Goyescas a la cabeza.
Pero sucede que todo esto ya lo habíamos sabido y degustado antes de que este disco comenzara a andar; antes de que surgiera esta vocación de mezcla orgánica de dos maneras de pensar una misma música: una juntura maravillosa entre el lenguaje que llamamos clásico (¿) y el cante flamenco. Se realiza, así, un minucioso diseccionado por parte de una Rocío Márquez al menos tan en estado de gracia como aquel en el que se instala Torres-Pardo en ese campo de siembra que es la música nacionalista española. Y da la impresión de que el éxito de la experiencia se produce con tanta naturalidad que da que pensar que la fusión es casi más espiritual que técnica, algo solo esperable de gentes con un alto sentido de la interpretación musical. Como en las grandes ocasiones, Rosa y Rocío llevan la interpretación a una altura de verdadera creación, que si en definitiva, en una experiencia individual, habría de ser el objetivo fundamental de la transformación en sonido de aquello que desparece después de ser leído en la partitura, en el caso de tener que “respirar” la música a dúo se convierte en algo complejo y a la vez excitante. El resultado es muy loable porque trasciende lo intelectual para convertirse en pura emoción.
Enhorabuena, pues, y bienvenido sea el disco que revela todo ello con una locuacidad tan admirable como las propias palabras de Rocío Márquez en la referida conferencia de prensa, un ámbito en el que se mueve con la misma soltura creativa que en su cante: ambos están fundamentados y llenos de pasión. A Torres-Pardo, más prudente y esencial –aunque no menos fogosa al teclado-, casi le sobran las palabras porque es imposible que, aun siendo utilizadas con maestría, pudieran estar a la altura de la expresividad y verdad de su extraordinario pianismo. Pedro González Mira
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