Critica: Dresde corona con gran brillantez su Anillo del Nibelungo
Dresde corona con gran brillantez su Anillo del Nibelungo
GÖTTERDÄMMERUNG (R. WAGNER). Semperoper de Dresde. 10 Febrero 2023
Llega a su final la Tetralogía wagneriana de Dresde y lo hace con brillantez con una estupenda representación del Ocaso de los Dioses, que ha supuesto un nuevo triunfo musical de Christian Thielemann y la Staatskapelle Dresden, triunfo al que se pueden sumar también los principales protagonistas vocales. En esta ocasión la producción ha prácticamente prescindido de butacas y todo ha funcionado mejor.
Nuevamente, la producción que nos ha ofrecido Dresde es, como todo el resto de la Tetralogía, la que se hizo en coproducción con el Teatro Real de Madrid. La producción lleva la firma de Willy Decker y muchos aficionados la recuerdan como la de las butacas, ya que muchas escenas se desarrollan justamente en un patio de butacas de un teatro. Tengo que decir que afortunadamente Willy Decker casi prescinde de las butacas en esta última entrega. Apenas aparecen en las escenas inicial y final de la ópera.
Como en las entregas anteriores, la escenografía es obra de Wolfgang Gussmann, debiéndose el vestuario al propio Wolfgang Gussmann y a Frauke Schernau. Vista en su conjunto, la primera sensación que uno tiene es que ésta es la puesta en escena mejor conseguida de la tetralogía. Está bien hecha la escena de las Nornas, así como las tres escenas en la Roca de Brünnhilde. Moderno y atractivo el palacio de los Gibichungos y vuelta a la idea del teatro dentro del teatro en todo el último acto.
Hay aportaciones interesantes, como es la aparición de Wotan en escena en la muerte de Siegfried mostrando su pesar. Es un momento emocionante, que se vuelve a repetir durante la Inmolación de Brünnhilde, donde vuelve a aparecer Wotan, que ocupará junto con las 8 valquirias las butacas en el fondo durante la Inmolación de Brünnhilde.
Christian Thielemann ha coronado su versión musical del Anillo. No creo que sea para nadie una sorpresa que yo diga que su dirección ha sido brillante como pocas y ha respondido a las muy altas expectativas que existían de antemano. Para mi gusto su lectura ha sido espectacular en los actos inicial y final, particularmente en un último acto que quedará para el recuerdo. El Funeral de Sigfrido fue de cortar el aliento y lo mismo se puede decir de la Inmolación de Brünnhilde y del tema de la Redención final.
Hay que decir que hemos sido muchos los que hemos acudido a Dresde a este Anillo y nadie viene hasta aquí, si no está convencido de que el esfuerzo merecerá la pena. Lo cierto es que ha merecido la pena y que Christian Thielemann ha demostrado que es uno de los grandes directores wagnerianos de la historia. Sobre la Staatskapelle Dresden diré que su prestación bajo la batuta de su director titular fue simplemente insuperable. Muy buena también la actuación del Staatsopernchor de Dresde.
Como en las entregas anteriores, Brünnhilde fue interpretada por Ricarda Merbeth y nuevamente nos ha ofrecido una actuación bastante convincente, aunque sigo echando en falta mayor poderío en momentos claves. Para mi gusto, lo mejor lo ofreció en el primer acto, mientras se me queda un tanto corta en los momentos más dramáticos de los dos últimos actos.
Nuevamente, nos ha ofrecido una gran actuación el tenor austriaco Andreas Schager como Siegfried. En la ópera que lleva su nombre nos deja apabullados, ya que las dificultades que tiene que superar son inmensas. Aquí las cosas no son tan duras, pero volvió a demostrar que es el tenor wagneriano del momento. Estuvo brillante en la escena que precede a su muerte, donde narra todo lo acontecido en la anterior con el Pájaro del Bosque. En este relato he visto pasar muchos apuros a grandes tenores y no ha sido así en esta ocasión.
Muy bien también el bajo Stephen Milling como Hagen, con voz pastosa y de calidad, con volumen apropiado y cantando siempre con intención y expresividad. Una actuación muy buena la que nos ofreció.
Lo hizo bien el barítono Adrian Eröd como Gunther, sin brillo especial, y también resultó adecuada la soprano Anna Gabler en la parte de Gutrune.
Un deleite volver a ver en escena a la mezzo soprano Waltraud Meier como Waltraute. A sus 67 años, sigue siendo una gran artista y la voz funciona francamente bien. Su Waltraute transmitió auténtica emoción en su encuentro con Brünnhilde.
De nuevo Markus Marquardt fue Alberich en la escena con Hagen que abre el segundo acto. Resultó adecuado.
La Nornas fueron bien cubiertas por Michal Doron, Kristina Stanek y Daniela Köhler. Lo hicieron bien también las Hijas del Rhin, que eran Lea-ann Dunbar (Woglinde), Stepanka Pucalkova (Wellgunde) y Ann-Beth Solvang (Flosshilde).
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 5 horas y 27 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 4 horas y 13 minutos, es decir 6 minutos más rápida que en la última ocasión en 2018. Grandes aplausos para los principales protagonistas, convirtiéndose la Semperoper en un pandemónium, cuando aparecieron en el escenario Christian Thielemann y las Staatskapelle Dresde. Me tuvo que ir, cuando se llevaban 12 minutos de aplausos. Quizá continúan todavía.
La Semperoper había agotado nuevamente sus localidades. José M. Irurzun
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