Un festival entre la nada y la esperanza
El año pasado, la Comunidad de Madrid se acordó en marzo del Festival de Verano de El Escorial e improvisó una programación que resultó un desastre, tal y como recogieron entonces los medios de comunicación. De hecho, originó una queja del Ayuntamiento de San Lorenzo reflejada en sus actas e incluso una interpelación parlamentaria en la Asamblea de Madrid.
Encabezaba la propuesta del Festival una gala en homenaje a Teresa Berganza, hija adoptiva de San Lorenzo fallecida en mayo de 2022 en esta localidad. Raquel Lojendio, Carlos Mena, Alicia Amo, Cristina Faus, Jone Martínez, Auxiliadora Toledano y a los pianistas Javier Carmena y Julio Alexis Muñoz protagonizaron el concierto, solistas dignos, pero lejos de la talla y renombre que merecía la memoria de la mezzosoprano. Tanto este concierto como el resto fue resultado de la improvisación.
En esta edición, la Consejería ha redactado un contrato de dirección artística por 10 meses con más de 45.000€ de presupuesto, que, según parece, se ha adjudicado a Doña Paloma Concejero. Así se recoge en el pliego publicado por el portal de la contratación pública de la Comunidad de Madrid, en el que figuran como responsabilidades “la dirección artística del Festival Internacional de Verano de El Escorial 2023 así como de las actividades que se programan a lo largo del año en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial y el Festival Miradas Flamenkas 2023”. Como refleja el propio Portal, Concejero ya fue directora artística de Miradas Flamenkas en noviembre de 2020.
En vista de la resolución tardía de la adjudicación de la dirección artística y el perfil profesional de Concejero, más prolífico en el terreno audiovisual que en la gestión cultural, se daba pie a especular que se volvería a tropezar en la misma piedra. Así ha sido. Tan solo 7 conciertos del 15 de julio al 25 de agosto, fechas nada adecuadas según la experiencia demuestra. Sólo sobresalen, con piano y no orquesta, los recitales de Juan Diego Flórez y Sandra Radvanovski.
El Teatro/Auditorio de San Lorenzo de El Escorial nació con la idea de que sirviese como ejemplo de una de las formas en las que la CAM podría cooperar con las empresas privadas compensando sus esfuerzos fiscales en la Comunidad con la potenciación de su imagen y, en este sentido, se pensó que una fundación rigiese sus destinos, lo que nunca llegó a producirse por razones largas de explicar en estas líneas. Durante los primeros años se hizo cargo de programación y gestión la propia Comunidad de Madrid, para luego cederse a varias empresas sucesivas y se ofrecieron conciertos y óperas a nivel internacional, con artistas -cantantes, orquestas, directores de escena y orquesta, etc. de primer nivel.
El proyecto inicial implicaba actividad todo el año como sede de una orquesta, con festivales en Navidad, Semana Santa y verano con los mencionados lugares históricos como sedes complementarias. “Don Carlo” sería el emblema años tras año y muchos grandes artistas que actuaron en el Auditorio mostraron su interés por estar presentes y ligados. Así el propio Muti, Gardiner, Giancarlo del Monaco, Ruggero Raimondi y hace unos meses Jonas Kaufmann.
Habría podido ser un reclamo internacional mucho más potente que Glyndebourne, más cerca de Madrid que éste de Londres y con muchas más posibilidades escénicas. Esperemos que la CAM recupere el proyecto inicial en esta nueva legislatura. Si quieren ideas, quedo altruistamente a su disposición. Gonzalo Alonso
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