Crítica: Javier Camarena, delirio en el Real
Obras de Donizetti, Verdi, Massenet, Chapí, Moreno Torroba, Sorozábal, Chabrier, Gardel, Velázquez, Lara. Fuentes y Vargas, Jiménez, Méndez, Fuentes, Ramírez y Galindo, etc. Javier Camarena, tenor. Mariachi “Sol de América” y Orquesta Ciudad de Granada. Iván López-Reynoso, director. Teatro Real, 12 de julio de 2023.
Javier Camarena, delirio en el Real
Volvió Javier Camarena al Teatro Real tras su concierto de enero de 2021 con el mismo director, Iván López-Reynoso, pero con la Orquesta Ciudad de Granada. Lo hizo con un programa parecido al que ofreciera, acompañado al piano por Rubén Fernández Aguirre en San Lorenzo de El Escorial en el pasado mes de agosto.
Camarena demostró lo que es ser un tenor de verdad. Eligió un programa variado con el que divertir al público y divertirse él. Primera parte con la difícil -y más como entrada- “Talor nel mio delirio” de la donizettiana “Maria di Rudenz”, luego “La mia letizia infondere” del verdiano “I Lombardi” y dos arias de Massenet, las célebres de “Werther” y “Manon”. La verdad es que posiblemente no pasó de veinte minutos de canto, porque entre medias la Orquesta Ciudad de Granada abordó, y muy bien por cierto como haría en el resto de la segunda parte y en los cuidados acompañamientos con López-Reynoso, las oberturas de “Anna Bolena” y “Vísperas sicilianas”.
Lo primero que transmite es una seguridad que deja muy tranquilo al espectador, acostumbrado muchas veces a sufrir con los problemas vocales de los cantantes. Camarena está en plenitud y no presenta ninguno. La voz quizá no reúne la belleza de la de Juan Diego Flórez, pero a cambio tiene una potencia muy superior. De lírico-ligero está evolucionando a lírico y por eso ya no tiene problemas en abordar “Rigoletto”, “Traviata” o “Manon”. Otro punto a su favor es la generosidad. No se reserva, lo da todo, aunque a veces desaparezca parte de la intimidad de algunas arias, aún a pesar de esporádicas y cuidadas “messa di voce”. Y, por supuesto, su registro agudo es admirable, como demostró en muchos momentos, empezando por la citada “Maria di Rudenz” y terminando por la exhibición en un arreglo muy peculiar de una alargada “Granada”.
En la segunda parte, tras el preludio de “La Revoltosa”, las romanzas de “Luisa Fernanda” -dedicación a Madrid- y “La tabernera del puerto”. Todo ello con impecable fraseo, todo corazón y plenitud de agudos. Tras la “España” de Chabrier, la divesión: “El día que me quieras” de Gardel, la preciosa “Enamorada”, algo hollywoodiana, la citada “Granada” y una sesión de mariachis con “Sol de América” en plan exhibición y con micrófono, cerrados con “La malagueña” -que distinta de la de Flórez con su guitarra- y “El rey”. Luego la propina “Contigo en la distancia” con un público que cantó “El rey” y que no se quería levantar de sus asientos, lo que finalmente tuvo que hacer porque el tenor se llevó a la orquesta. Un tenor divirtiéndose y divirtiéndonos. Gonzalo Alonso
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