Vicent Llimerà, temple para el Palau de la Música
El nombramiento del oboísta y catedrático Vicent Llimerà (Llíria, 1962) como director del Palau de la Música de València, adelantado por LEVANTE-EMV el pasado mes de junio, supone un aire de sentido común entremedio las borrascosas expectativas generadas por la preocupante cadena de nombramientos y actitudes poco propias del universo de la Cultura surgida tras las últimas elecciones locales. Llimerà, músico de solera, artista y académico, es persona templada y culta; que habla calmo y con argumentos. Procede del mundo del concierto, particularmente del barroco, pero también de la enseñanza. En absoluto es un recién llegado a la gestión pública: ya en 2014 fue nombrado director general del Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas de la Comunitat Valenciana, cuando la hoy alcaldesa, María José Catalá, era consellera d’Educació, Cultura i Esport.
Figura apreciada y respetada dentro y fuera de las aulas y de las salas de concierto, apasionado de la música y su interpretación, Vicent Llimerà Dus es catedrático de oboe (en el Conservatori Superior de Música Joaquín Rodrigo de Valencia). Antes de formarse en Berlín y Salzburgo (con el gran oboísta Lothar Koch), estudió en València con el mismo maestro de oboe (Vicente Martí Feltrer) que su paisano y valedor, el nuevo factótum Manuel Tomás (quien a su vez fue profesor de oboe en su día de la hoy alcaldesa, María José Catalá), Su nombramiento, y el perfil culto y moderado, pueden (y deben) convertir a Vicent Llimerà en el vértice en el que se encuentren las mil y una tendencias y corrientes -musicales y no musicales, sindicales incluidas- que habitan, cohabitan y rivalizan en la ciudad de València y confluyen en su emblemático Palau de la Música.
En estos tiempos de oboes y oboístas, Llimerà Dus llega, según un comunicado de la propia alcaldesa, “para impulsar la gestión del Palau y de todos los ámbitos relacionados con el mundo de la música”. Recala en un momento dulce. Ideal casi. Justo para la doble reapertura del Palau de la Música, los próximos 9 y 18 de octubre. Con la casa limpia y de punta en blanco. Tras una mal reconocida gestión de la presidencia de Gloria Tello. Y su director, Vicent Ros. Incluso con un buen titular –Alexander Liebreich– al frente de la Orquestra de València. Y con una programación cerrada y de campanillas (temporada 2023-2024). A todas luces sobresaliente, diseñada por su antecesor, Vicent Ros, de la mano de Liebreich y de la expresidenta Gloria Tello.
En este sentido, y precisamente por ello, Llimerà el dialogante, podría -debería- presentarla haciéndose acompañar e invitando a participar en la mesa de la conferencia de Prensa a sus legítimos autores, Ros y Tello. Aunque resulte inusual por estos lares sureños, esta proceso de normalización transicional sería lo más razonable y normal del mundo, además de un gesto de convivencia democrática, y, sobre todo, un acto de cortesía y reconocimiento a unos antecesores a los que durante su mandato les tocó bailar con la más fea (pandemia, cierre del Palau de la Música por daños el edificio, pérdida de abonados, competencia con el Palau de Les Arts, un posicionamiento mediático hostil …). De hecho, Vicent Ros casi se entera de su cese cantado por el franquista sistema del motorista.
Su sucesor y tocayo tendrá que construir y reconstruir a partir de lo mucho que hecho. De lo mucho y bueno que han hecho sus antecesores. Asumir esa sustancial herencia, mimarla y realzarla. Desde Mayrén Beneyto, a Javier Casal, Ramón Almazán, Gloria Tello, el propio Vicent Ros y así hasta sus primeros gestores. Vicent Llimerà también tendrá que lidiar, sopesar y atender con mano izquierda y sensibilidad exquisita las exigencias laborales del inmenso y reivindicativo equipo humano -músicos de la Orquestra de València incluidos, claro- que configura la gran familia del Palau de la Música. Actualizar y optimizar sus condiciones laborales -también sus responsabilidades y funciones específicas- en el marco de un Palau de la Música abocado -para su propia subsistencia como espacio cultural de referencia- a un diálogo permanente consigo mismo y con las personas físicas que conforman su naturaleza y día a día. También, ¡cómo no!, con su casa matriz, el Ajuntament, cuya burocracia tanto lastra y distrae la agilidad que precisa cualquier gestión cultural.
Tendrá, además, que reconducir y potenciar las nunca fáciles relaciones y vínculos con el Palau de Les Arts. En este sentido, el entendimiento iniciado por los hasta ahora responsables del Palau de la Música -Tello y Rus- habrá de ser intensificado, para comenzar a entender al Palau de Les Arts como una institución hermana y complementaria. El único futuro de ambos Palaus, cada uno con sus identidades y funciones específicas, pasa ineludiblemente por la convivencia, entendimiento y colaboración. Cualquier otro camino, resultará errado y pernicioso para ambas instituciones. Cabe esperar que el talante y talento del nuevo director del Palau de la Música sirvan para potenciar y optimizar los frágiles puentes actuales. València y sus melómanos lo merecen y reclaman. Justo Romero
Publicado el 3 de agosto en el diario Levante
Últimos comentarios