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Por Publicado el: 21/09/2023Categorías: Diálogos de besugos

Críticas en la prensa: Medée en el Teatro Real

MEDÉE (L. CHERUBINI)

El Teatro Real ha inaugurado la temporada 23/24 con Medée de Cherubini, que es tanto un estreno de la edición crítica de Alan Curtis, con recitativos a la manera de su compositor original, como un homenaje a Maria Callas, de quien este diciembre se cumple el primer centenario de su nacimiento.

Recogemos a continuación las reflexiones de los críticos de los diarios nacionales, entre los que reina el consenso: una lectura musical de Ivor Bolton atractiva y coherente; una puesta en escena de Paco Azorín que se aproxima al mito desde lo visualmente impactante; y un reparto vocal que, si bien resulta adecuado, no se considera convincente.

Edición crítica de Heiko Cullmann a partir de la edición original francesa, con recitativos cantados a cargo de Alan Curtis. Reparto: Maria Agresta, Enea Scala, Nancy Fabiola Herrera, Jongmin Park, Sara Blanch. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real. Dirección de escena y escenografía: Paco Azorín. Dirección musical: Ivor Bolton. Teatro Real. Madrid, 19 de septiembre.

Escena-Medea-c-Teatro-Real

Escena Medea (c) Teatro Real

EL MUNDO 20/09/2023

Medea: la primera mujer fatal

La figura mítica de Medea dispone de un amplio historial de daño, con títulos como revolucionaria, ladrona y fratricida que son soportados con sólida energía por una mujer de carne y hueso de carácter sensible, hasta susceptible se diría, pues no tolera que quien fue su amante y compinche en el robo del vellocino de oro le ponga unos mezquinos cuernos burgueses. El alma, o lo que en su lugar esconda la maga, necesita manifestar la calidad de su horror con el gesto peor, el zarpazo por excelencia, la destrucción de su propia prole. La traidora traicionada, la ladrona robada, asegura que su móvil es la venganza, pero no nos engaña, ella no es una perturbada, el despecho es una pobre explicación para tan refinada agente del Mal con mayúscula que es preciso causar, y así lo hace con su bien conocida pericia. Elimina a su rival, y se inflige una lacerante herida a sí misma asesinando a sus amados hijos. La fatalidad de la mujer fatal reside en el ineluctable sometimiento a su condición de ejecutora y agente del Mal. Maldad cuyo origen parece ser la pasión amorosa, susceptible de enconarse en puro horror.

La ópera de Cherubini se centra en el debate de la figura mítica con la voz de una mujer doliente que conmueve y espanta a la vez, rodeada del breve círculo de sus enemigos, que son también sus víctimas. El mito nada tiene que ver con la tragedia y prolonga la existencia de Medea en nuevos ámbitos y aventuras. La música no juzga a su criatura, pero precisa de una catarsis, y la bestia debe morir. Paco Azorin cuenta la historia con plástica poderosa, desvelando enseguida el desenlace y multiplicando el brazo ejecutor de la asesina; desliza también alguna incongruencia (popes que invocan a Baco), y no acaba de entenderse la obsesión recurrente de convertir a los niños de Jasón y Medea, antes de ser asesinados, en un par de confusos macarras adolescentes.

Ivor Bolton comunica las bellezas de la partitura con equivalente plasticidad; refinado en los momentos de remanso poético (Medea y Neris) y algo abrupto en los preludios y escenas de conjunto, que requieren, en su furor dramático, mayor transparencia.

María Agesta (Medea) más doliente que amenazadora, resulta en general convincente, aunque al final no nos creemos que una dama tan sensible haya matado a sus hijos. Jasón (Enea Scala) es, tal vez, lo más flojo del reparto, incapaz de defender con brío su egoísmo. Neris (Nancy Fabiola Herrera) es una espléndida sierva de un ama a la que adora, negándose siempre a ser su cómplice. Al Creonte de Jongmin Park, bien cantado, le falta tal vez algo de empaque regio. Sara Blanch (Dircé) consigue desde el arranque que lamentemos su muerte a causa del chal envenenado. El Coro, impecable.

La función, presidida por sus Majestades los Reyes, fue recibida con un aprecio que tal vez podría calificarse de previo, confirmado al final. Es esta una obra de primera categoría muy poco representada que, quizás más que cualquier otro título, necesita de una intérprete particular, capaz de comunicar la grandeza y el espanto de una figura que esconde una oscuridad que no acaban de desvelar sus múltiples versiones. Al mito de la maga Medea se ha añadido el mito de otra maga, María Callas. La diva suprema es recordada por el Teatro Real, en una función muy recomendable (huelgan las comparaciones). Un muy atractivo comienzo de temporada. Álvaro del Amo

Escena de Medea (c) Teatro Real

EL PAÍS 20/09/23

Ivor Bolton revela el sonido de ‘Medea’ en el Teatro Real

El coliseo madrileño apuesta por una versión ideal de la ópera de Cherubini con una brillante dirección musical para inaugurar la temporada, aunque no acierta ni con la producción escénica ni con el reparto

El Teatro Real sigue la estela de otros grandes coliseos al incorporar este histórico título, de 1797, como apertura de una nueva temporada. La Metropolitan Opera de Nueva York abrió la pasada campaña con Medea, aunque en su revisión decimonónica traducida al italiano. Y la Staatsoper de Berlín inició, en 2018, la temporada previa a la pandemia con una nueva producción de la versión original en francés de esta ópera con diálogos hablados.

Pero el teatro español ha apostado por una versión de Medea más interesante y arriesgada […].El Teatro Real ha querido homenajear con esta nueva producción de Medea a la diva grecoamericana en su centenario, aunque sin renunciar a la especulación de lo que habría sido una versión ideal de esta ópera.

El director de orquesta Ivor Bolton se convirtió en el gran triunfador del estreno. Ya en la admirable obertura escuchamos la dosis precisa de furia, vivacidad y lirismo desde el foso. Y todo lo que siguió fue siempre interesante y atractivo. […]

La brillantez de los conjuntos estables de coro y orquesta contrastó con un reparto marcado por la irregularidad. La soprano Maria Agresta sorteó las terribles dificultades vocales de Medea con agudos a menudo tensos y a veces forzados, pero no fue capaz de transmitir la complejidad psicológica del personaje. […] La soprano Sara Blanch fue una excelente Dircé […] la mezzo Nancy Fabiola Herrera resolvió con musicalidad la bellísima aria de la esclava Néris […]. Pero todo fue peor en el apartado masculino. El tenor Enea Scala fue un Jasón de voz fea, vibrato excesivo y tensos agudos, y el bajo Jongmin Park cantó un solvente Creonte, aunque con escasa credibilidad dramática.

La dirección escénica de Paco Azorín resultó superficial y sensacionalista. Empezó mal al mostrarnos la innecesaria escena de Medea degollando a sus dos hijos, antes de iniciarse la obertura. Y su escenografía, que evocaba el tártaro o infierno mitológico por medio de una altísima estructura de escaleras con ascensor, no aportó fluidez ni ayudó a resolver la superposición de escenas que plantea la obra, como en el final del segundo acto, en que Medea comenta la procesión nupcial de Jasón y Dircé.

Escena-de-Medea-c-Teatro-Real

Escena de Medea (c) Teatro Real

ABC

[…] Antes de que más abajo, en el escenario se instalara el infierno que Paco Azorín ha inventado para ‘Medea’. Un tanto oportunista y panfletario en su deseo por convertir la obra en un alegato contra la muerte infantil, una apuesta por lo juicioso. Es decir, reduciendo el mito y sus infinitas proyecciones a la anécdota final […] Es una pena recurrir a la obviedad y renunciar al talento teatral, que también lo hay en escenas bien dibujadas. La suma es decorativa y espectacular por la escenografía, oscura para que sea evidente y fuera de un tiempo para que se procure lo universal.

‘Medea’ triunfó anoche por acción de un reparto armado y una propuesta musical muy rigurosa, con Ivor Bolton en el podio en una noche de entrega y dirección. Con el coro titular cantando con determinación. Por eso, el final del primer acto, con el dúo de los protagonistas, tuvo intensidad, una vez salvada ‘Dei tuoi figli’ que Maria Agresta cantó con rotunda musicalidad. El aria «asesina», según denominación de Maria Callas a quien se dedican las once representaciones en su centenario […] Incluso para Enea Scala cuyo Jasón es brillante, aunque irregular, poco fino en el apoyo. Como marmóreo e inescrutable es el Creonte de Jongmin Park; formidablemente musical la frágil Dirce de Sara Blanch, que levantó aplausos en su primera aparición, y amablemente modesta la Neris de Nancy Fabiola Herrera.

Todos ellos, que juntos forman el primer reparto anunciado, se mueven por el escenario sin forzar la actuación, conduciéndose con seguridad por el relato y la partitura, aquella que en su día redondeó estupendamente Alan Curtis cuando reinventó los recitativos […]

Escena-de-Medea-c-Teatro-Real

Escena de Medea (c) Teatro Real

LA RAZÓN

Medea, ópera con moralización

Apertura de temporada del Teatro Real con una ópera muy poco frecuente en coproducción con el Abu Dhabi Festival, “Medea” de Cherubini, estrenada en el Théâtre Feydeau de París el 13 de marzo de 1797. No será la única Medea de la temporada. En junio se estrenará la versión del mismo mito de MarcAntoine Charpentier, con William Christie y Les Arts Florisants. Las funciones de Medea están dedicadas a María Callas (1923-1977) en el año del centenario de su nacimiento. En 1953, tras adelgazar mediante un proceso aún discutido, cosechó un gran triunfo en el Maggio Musicale Fiorentino bajo dirección de Tullio Serafin y más tarde llevó la obra a la Scala con Leonard Bernstein. Nuestra siempre añorada Teresa Berganza cantó con ella el rol de Neris, protagonista de la única gran aria de estilo tradicional en la partitura, en Dallas en 1958. Callas se convirtió en su más adecuada intérprete, por canto y escena, abordando el papel más de treinta veces en nueve ciudades y llegó a encarnar a la vengativa maga en un film de Pasolini. Ya más tarde han seguido el camino cantantes como Gwyneth Jones, Inge Borkh, Leyla Genzer, Leonie Rysanek y actualmente Sondra Radvanovski, quien abrió la pasada temporada del Met. Montserrat Caballé la abordó en el Liceo en 1976 y en 1989 en Mérida y Peralada. Tampoco debemos olvidar la creación que realizó teatralmente Nuria Espert.

A lo largo de estos más de doscientos años han existido diversas versiones en cuanto a los recitativos ya que Cherubini no los llegó a escribir por dificultades en la época de la Revolución Francesa, siendo los más utilizados y hasta traducidos a alemán e italiano los de Franz Paul Lachner. Para esta nueva producción Alan Curtis ha creado unos propios acompañados en francés, bien hechos, respetando el espíritu de su compositor, homogeneizando la partitura, pero también eliminando contrastes. La partitura fue muy admirada por Wagner o Brahms, quien llegó a afirmar “es la obra que nosotros, los músicos, reconocemos entre nosotros como la cumbre mayor de toda la música dramática”.

Todos los personajes han de palidecer frente al poderío de Medea, así el infiel y traidor Jason, el fatuo Creonte, la insípida Dirce o la fiel Neris. Impresiona el carácter de Medea, capaz de asesinar un día a su hermano para conseguir a Jasón y otro día a su rival Dirce y hasta a sus hijos para vengarse de Jasón. Es más mujer que madre. Lamentablemente el tema ha pasado a ser actualidad en nuestros días y con frecuencia aparece en los medios de comunicación y hasta la protagonista sería equiparable, salvando distancias, a algunas feministas mal centradas.

Paco Azorín crea un escenario que representa la bajada a los infiernos de todos los personajes mediante una especie de pozo o mina con ascensor y gran escalera de 26 metros de altura. Arriba el palacio y abajo lava negra. En medio las furias, interpretadas por virtuosos artistas de parkour, que trepan y se arrastran. Maneja dos tiempos diferentes: el original, mítico y atemporal junto al más concreto actual y realza el drama de los dos hijos, adolescentes macarras, capaces de comprender, desde la escena inicial, llegando a matarlos con especial virulencia en el sueño de Medea durante la tormenta y, sin embargo, ocultándonos su asesinato real. Todo ello con carteles moralizantes, fáciles e innecesarios para muchos. Mezcolanza de ideas, absurdas con frecuencia – Medea como terrorista, invocación a Baco de los popes, etc.- pero con movimientos espectaculares y mucho atractivo para que parte del público no parase de sacar fotos. ¡Qué manía!

Para una obra así ha de contarse no ya con grandes cantantes, sino artistas. No los hubo en este reparto en cuanto al dúo protagonista. Maria Agresta sale de apuros como puede, especialmente en el tercer acto. No es fácil encarnar a esa mujer, medio diosa y hechicera, enamorada, engañada pero, sobre todo, ofendida, despechada y vengativa. La partitura es inclemente, si bien no por las inexistentes coloraturas o el virtuosismo, si por los cambios bruscos de registro, muy centrado en centro y graves, inaudibles en su voz, y con abundantes sies naturales, ya que la música sigue al texto silábico escrito en alejandrinos, a lo que hay que añadir tanto la subida de tono de las orquestas como las exigencias actorales actuales. Frases como “¿cómo osas enviarme al destierro?” sonaban más a una tierna súplica que a un desafío. La falta de contrastes lleva a una cierta monotonía. Enea Scala aporta intención y mejora en segundo y tercer acto, pero el timbre no es grato y el vibrato patente. Muy correctas Nancy Fabiola Herrera como Neris, Sara Blanch como Dirce y contundente en lo vocal el Creonte de Jongmin Park, aunque con poca presencia regia.

Ivor Bolton concibe la partitura como un paso de Haydn a Beethoven, ni tan clásica ni tan romántica, logrando un buen resultado de la orquesta -muy rica para la época- y los coros, relevantes en este caso y, a pesar, del anuncio de huelga y, quizá, con su habitual exceso de volumen. Todo ello, con momentos brillantes como la citada tormenta o el precioso acompañamiento con fagot incluido en el aria de Neris, no óbice para una cierta pesadez en el sonido de la obertura, así como falta de chispa en otros instantes y, en general, ausencia de emoción tanto vocal como orquestalmente.

Presidieron los Reyes, que inauguraron el “Cielo”, una proyección sobre la cúpula y la lampara de la sala. El Real quiere empezar con novedades. Gonzalo Alonso

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