Crítica: Beatrice Rana en el Ciclo Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo
Beatrice Rana, pianista en ascenso
Obras de Scriabin, Castelnuevo-Tedesco, Debussy y Liszt. Beatrice Rana, piano. Ciclo Scherzo. Auditorio Nacional. Madrid, 17 de octubre de 2023.
Beatrice Rana, la joven pianista italiana que hizo su debut en el Ciclo de Grandes Intérpretes de la Fundación Scherzo en 2019, ha tocado desde entonces también un concierto en 2022 junto a la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo, bajo dirección de Gustavo Gimeno. Ha vuelto ahora en solitario con un programa comprometido dentro del actual ciclo de Scherzo. Apenas llega a los 30 años, pero tocó el piano desde los cuatro con el maestro Benedetto Lupo. Más tarde estudió con Arie Vardi en Hannover y nuevamente con Benedetto Lupo en la Accademia di Santa Cecilia. Su carrera profesional es ya espectacular, habiendo actuado en los festivales y en las salas de conciertos más importantes del mundo, como la Filarmónica de Berlín, el Concertgebouw de Ámsterdam, el Carnegie Hall y el Lincoln Center de Nueva York, etc. y con lo más prestigiosos directores. En la temporada 2023/24, comenzará su gira por Europa con la Orquesta de Cámara de Europa y Antonio Pappano, la Academy of St Martin in the Fields y la Orchestre Philharmonique du Luxembourg; debutará con la Orquesta Filarmónica de Berlín y Yannick Nézet-Séguin y junto a Lahav Shani con la Orquesta de Cleveland y regresará con Manfred Honeck a la Filarmónica de Nueva York.
Empezó el recital a lo grande, con la poderosa “Fantasía en si menor Op.28” de Scriabin, tortuosa y llena de acordes fortes en los que la solista quizá abusó del pedal para conseguir una sonoridad portentosa. Continuó con la prácticamente desconocida “Cipressi op.17” de Castelnuovo-Tedesco, perfilando con sensibilidad los abundantes contrastes entre los aires melancólicos que recuerdan a “Villa d’Este n.2” de Liszt o a las mismas páginas de Debussy que vendrían después, pero también los potentes acordes que de alguna forma enlazaron con el anterior Scriabin. Un programa por tanto de construcción coherente. En las tres páginas de Debussy – “La terrasse des audiences au clair de lune”, “Ce qu’a vu le vent d’ouest” y “L’isle joyeuse”- lució equilibrio entre la técnica y la expresividad. Concluyó con la peculiar “Sonata en si menor” de Liszt, caballo de batalla de todos los grandes pianistas. Sorprende la madurez con la que la abordó una persona tan joven, contrastando unos fortes apabullantes con unos pianos sutilísimos, la capacidad para mantener discursos de largo alcance en su expresividad, la ausencia de artificio para centrase en el arte sin abandonar la creatividad y el colofón de todo ello fue la forma de terminar que nos dejó sin respiración. Impresionante el juego de los graves con los bajos con los agudos y el juego muy sutil de las dinámicas. Un par de minutos que extasiaron. Un gran triunfo para una pianista de la que podemos esperar mucho. Gonzalo Alonso
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