De los mares del norte

Obras de Elgar y Vaughan Williams. Sheku Kanneh-Mason, Sally Matthews, José Antonio López. Coro y Orquesta Nacionales. Director: Guillermo García Calvo. Auditorio Nacional, 26 de noviembre de 2023.

Guillermo García Calvo, Sheku Kanneh-Mason y la Orquesta Nacional (c) Orquesta Nacional

Es hasta cierto punto célebre entre nosotros el “Concierto para violonchelo” de Elgar; más que el de violín, que fue el que en su momento tuvo la mayor aprobación del público, aunque para nosotros sea más plúmbeo, retórico y discursivo. El destinado al instrumento más grave ha vuelto a ser programado ahora y ha sido traducido magníficamente por el chelista británico, de ascendencia subsahariana, Sheku Kanneh-Mason (1999), que, tañendo un Matteo Goffriller de 1700, ha dado muestras de temple, afinación, musicalidad y muy justa expresividad.

Desde el solo inicial mostró su sonido uniforme, matizado y aterciopelado, no especialmente voluminoso, con un dominio espléndido de las dinámicas. Frasea con gusto, sin exageraciones ni intemperancias y muestra una envidiable igualdad de la gama, con agudos plenos y tersos. No parece tener problema en los pasajes de mayor agilidad, como puso de manifiesto en el “Allegro molto” del segundo movimiento. Regaló una pieza de signo popular con sonoros “pizzicati”. Acompañamiento ad hoc, con una cuerda que cantó firme y compacta en el agradecido tramo final.

Shally Matthews, Guillermo García Calvo y José Antonio López, Orquesta y Coro Nacionales (c) Orquesta Nacional

Hacía mucho que no se escuchaba en Madrid la monumental “Sinfonía nº 1”, la llamada “Marina”, de Ralph Vaughan Williams, una obra en la que se aprecian, como apunta en sus espléndidas notas al programa Rafael Ortega Basagoiti, ciertas influencias ravelianas y que recoge también ecos de la música popular británica, todo ello perfectamente ensamblado, en un discurso muy victoriano, con pasajes orquestales y corales verdaderamente espectaculares, particularmente brillantes en el primero de sus cuatro movimientos, “Canción para todos los mares, todos los barcos”, “Moderato maestoso”, que se abre con un impetuoso impulso y al que dio vida el gesto amplio, comunicativo y claro, de brazos bien abiertos, de García Calvo.

La fanfarria inicial es la base de la mayor parte del trabajo posterior, que adopta el aire de una narración y que nos remite a coloristas paisajes marinos. Luego nos atrae el manso discurrir (“Largo Sostenuto”) del cuadro nocturno en la playa. El más breve “Scherzo” (“Las olas”) nos atrae con sus ecos tan británicos. Lo que podríamos llamar plegaria alusiva a los exploradores, “Grave e molto adagio”, nos propone un viaje más interiorizado, en el que orquesta y voces se recogen por momentos. Disfrutamos de algunos muy bellos pasajes “a cappella” del coro (más de cien voces), que cantó afinado y bien ensamblado, lo que revela la buena labor de ensayos con sus respectivos directores, Miguel Ángel García Cañamero (Nacional) y Josep Vilas (Comunidad).

Muy aceptables solistas, aunque cabe relativizar a la buena soprano que es Sally Matthews por su acusado vibrato. Bien, como siempre, el versátil barítono José Antonio López, entonado, de emisión segura y compacta, amplio y sólido. Tanto una como otro se vieron perjudicados en los “forte” y “fortissimi” por dos cosas: la inclemente escritura, con abundancia de compases en los que orquesta y coro claman a los cuatro vientos y el relativo cuidado de la batuta, que quizá podía haber amainado las fuerzas desatadas. En todo caso, la labor desde el podio de García Calvo nos pareció encomiable por su buena mano para concertar, aunar, cantar y expresar. Arturo Reverter