La donación de Teresa Berganza
Vivimos tiempos en los que se habla y escribe mucho de donaciones y sucesiones por motivos fiscales, pero hay otros motivos para las primeras y de carácter altruista, como l reciente donación del archivo de Teresa Berganza a la Escuela Superior de Canto de Madrid
Muchas personas de la cultura -sólo me referiré aquí a las de la música- han pensado qué es lo que sucedería a su fallecimiento y, ya fuera en vida o testamentariamente, han expresado sus deseos. El martes tuvo lugar en el teatro de la Escuela Superior de Canto de Madrid el acto de aceptación de la donación del archivo de Teresa Berganza por parte de la Comunidad de Madrid con asistencia del consejero y de todas las partes implicadas.
Por una orden de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades se acepta la donación del archivo personal de la artista por parte de sus tres hijos -Teresa, Javier y Cecilia Lavilla Berganza- de acuerdo con la voluntad de Teresa Berganza para “garantizar su adecuada conservación y difusión”.
Así lo recoge el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) -Orden 53/2024-, publicado el pasado 16 de febrero, en el que se indica que se trata de un conjunto de documentos que constituyen el archivo personal biográfico de la cantante cuyo valor se ha tasado en 45.000 euros y que sus herederos donan de manera gratuita. El archivo consta de numerosas partituras y obra propia, publicaciones de prensa, cartas personales, programas de recitales, invitaciones, galardones, ocho cajas con fotografías y varias pinturas, además de unos 200 libros de temática musical, todo ello detallado en la citada Orden.
No es un caso único. Así la Fundación Juan March cuenta con el Archivo Antonio Fernández-Cid con la documentación que donó el ilustre crítico. No es el único y figuran también donaciones de Antonia Mercé (La Argentina), Elena Romero, Román Alís Flores, Delfín Colomé o Joaquín Turina. Desde su origen como Centro de Documentación de la Música Española Contemporánea, la Biblioteca ha recibido diversas donaciones de compositores, musicólogos y artistas sonoros que enriquecen enormemente su fondo musical y posibilitan al investigador la profundización en el estudio de estas personalidades.
El fondo de música de la Fundación está formado por miles de partituras, soportes sonoros, programas de conciertos, bibliografía especializada y cualquier otro recurso para la investigación. Aunque conserva una buena representación de documentos musicales del s. XIX, está especializado en la música de compositores españoles desde el s. XX a nuestros días y hereda, además, los fondos del Centro de Documentación de la Música Española Contemporánea creado en 1983. La biblioteca cuenta también con un espacio llamado Nuevas músicas en el que se recopilan grabaciones, monografías y catálogos de música experimental y arte sonoro.
También la Escuela Superior Reina Sofía y otras muchas instituciones cuentan con fondos donados o con compromiso de donación así, por ejemplo, el Orfeón Donostiarra recibirá en su día los archivos de Arturo Reverter.
Lo indignante es lo que sucede en ocasiones. Aún recuerdo cuando la familia del amigo y gran aficionado Manuel Gomis Gavilán quiso donar su inmenso patrimonio discográfico -se amontonaban los discos hasta a los lados de su cama y en el baño- a la sección de música de la Universidad Complutense siempre que se comprometiese a ordenar, crear índices, etc. y no hubo forma. Incluso se pidió a la familia que pagase el transporte del material. ¡Inaudito! Menos mal que su hermano, José Luis, entonces diputado de las Corts Valencianas logró trasladarlo a la Diputación. Somos muchos los críticos y músicos que tenemos en mente la donación. Hace falta que no sólo no haya trabas, sino facilidades.
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