Filarmonía de Madrid inaugura el próximo 17 de octubre su 16ª temporada en la que ofrecerá un total de 15 grandes conciertos. El primero de ellos será nada menos que La Segunda Sinfonía Resurrección, de Gustav Mahler interpretada por la Orquesta y Coro Filarmonía y Participativos Filarmonía formada por 90 músicos, más de 300 coristas y las solistas Guiomar Cantó y Rosanna Cooper. Estará dirigida por Pascual Osa. En la primera parte del concierto se interpretará la singular La Flor de Jazmín o Mòlìhu?, como homenaje al 75º Aniversario de la Fundación de la República Popular China, con la solista Mezzosoprano Xi Hu y el Concierto para piano El Río Amarillo.

Orquesta y Coro Filarmonía de Madrid

El primer concierto de la Temporada 2024/25 de Filarmonía de Madrid da comienzo con dos obras de origen chino en homenaje al país asiático en el 75º Aniversario de la Fundación de la República Popular China. La Flor de Jazmín o Mòlìhu?, una canción popular compuesta en la época del emperador Qianlong (1711-1799) de la dinastía Qing. Aunque hay dos versiones de la canción, la más conocida es la de la provincia de Jiangsu. Se hizo muy popular en Occidente cuando Puccini la incorporó a su ópera Turandot. Esta obra será interpretada por la solista Mezzosoprano Xi Hu.

Por otro lado, el Concierto para piano El Río Amarillo es una adaptación de la famosa cantata homónima de Xian Xinghai, compuesta en 1939 durante la Guerra China-Japón. El concierto captura la majestuosidad y la fuerza del río Amarillo, el segundo río más largo de China y el sexto del mundo, símbolo del espíritu indomable del pueblo chino. Esta pieza cuenta con la participación de Youlan Lin, pianista y violinista china de solo 13 años.

En la segunda parte, Filarmmonía ofrecerá una de las obras más destacadas del siglo XIX. Aunque le costó más de seis años crearla, la Segunda es, probablemente, la obra favorita de Gustav Mahler y la convertirá en su tarjeta de presentación en las orquestas, y una de las más interpretadas, tanto en vida del autor como en la actualidad. Había comenzado a escribirla a los 28 años, a raíz de su Primera Sinfonía, una explosión juvenil, y vería la luz a la edad de 34 años, cuando Mahler estaba bien establecido en Hamburgo y próximo a su conversión de judío a cristiano.

Mahler la dirigió trece veces y la eligió para su concierto de despedida en Viena con motivo del final de su reinado de diez años como director de la Ópera de Viena. Su Segunda fue también la primera de sus sinfonías que dirigió en Nueva York en 1908 y la primera de sus obras que dirigió en París en 1910. Esta sinfonía se convirtió en el prototipo de las sinfonías mahlerianas posteriores, con sus luchas y su escala sinfónica. Llena de emociones complejas y a menudo contradictorias, la música de Mahler habita el mundo romántico de la naturaleza al tiempo que anticipa la alienación del siglo XX.

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