La Sinfónica de Dresde se ha hecho viral en los últimos días por recurrir a un robot con tres brazos para encargarse de la dirección de la orquesta. Si bien no es un plan que tenga como objetivo perdurarse en el tiempo, esta iniciativa abre un debate en torno a las fronteras rotas por las nuevas tecnologías en el campo de las artes.

El robot Franka Emika

La Sinfónica de Dresde ha visto como una de sus interpretaciones ha levantado no poca curiosidad, llegando el punto de convertirse en viral. Y no es para menos, ya que esta orquesta no era dirigida por un ser humano, sino por un robot con tres brazos, el cual se encargó de guiar a la formación. Esta iniciativa del director artístico Markus Rindt busca romper barreras en torno a la influencia de las nuevas tecnologías en el mundo de la música en el marco del 25 aniversario de la orquesta.

El androide, llamado por sus creadores de la Universidad Técnica de Dresde ‘Franka Emika‘, es una máquina capaz de marcar todos los movimientos que un director humano podría con sus brazos. El método de aprendizaje del robot ha implicado a Rindt, quien guió los brazos de este, hasta que la inteligencia artificial que posee la máquina memorizó cada movimiento, así como el ritmo y las indicaciones en cuanto a dinámica.

Si bien esta iniciativa ha causado un gran revuelo, desde la Sinfónica descartan cualquier sustitución en un futuro, ya que, según señalan, un robot no podría sustituir a un humano, ya que carece de capacidades para ensayar y mostrar expresiones faciales que permitan guiar a una formación de estas características. Entre los músicos, destacan de esta experiencia la falta de flexibilidad de la máquina, lo que, de algún modo, impediría la interpretación de ciertas partituras.