Crítica: Asmik Grigorian, pureza y verdad, en València
Asmik Grigorian, pureza y verdad
CICLO ‘LES ARTS ÉS LIED’. Asmik Grigorian (soprano). Lukas Geniušas (piano). Programa: Canciones de Chaikovski y Rajmáninov. Lugar: Palau de les Arts (Sala Principal). Entrada: Alrededor de 700 personas. Fecha: sábado, 19 octubre 2024.
Hay conciertos en los que uno sale con la mente en blanco, como si no hubiera pasado nada. Sin saber qué decir; menos, qué contar. Y otros, en los que faltan palabras y talento para describir lo que ha sido.
Es el caso del recital ofrecido el sábado al alimón por la soprano lituana Asmik Grigorian -hija del inolvidable tenor armenio Guegam Grigorian y de la soprano lituana soprano lituana Irena Milkevičiūtė- y el pianista moscovita Lukas Geniušas, protagonistas de una de las veladas musicales más genuinas vividas en los casi veinte años que lleva abierto el Palau de Les Arts. Ha sido en el tesoro (imprescindible) que es el ciclo “Les Arts és Lied”, uno de los mayores logros de la brillante dirección artística de Jesús Iglesias.
Un recital ideal, íntimo, turbador, de esos que se recordarán eternamente; cantado y tocado desde lo más hondo del sentimiento romántico. Ajeno a cualquier postureo o verborrea. Un encuentro con lo mejor de la poesía y de la música rusa. Grigorian y Geniušas, artistas supremos, cristalizaron ese prodigio propio de los más grandes, que hace que la emoción del arte supere incluso a la admiración que despierta su interpretación.
Ha sido el recital perfecto. Por la plenitud vocal, artística y humana de quien es una las sopranos máximas de nuestro tiempo. De una antidiva que esquiva la hojarasca para centrar todo en la esencia y sentido de cada canción. Chaikovski y Rajmáninov abrazados por el genio penetrante de dos artistas que convierten texto y melodía en expresión y vivencia. En el alma de la poesía rusa, de la música rusa. Nostalgias, evocaciones, amor y distancia. Una lágrima. Soledades y esperas. Atardeceres y disonancias. Noches de luna llena. Aguas primaverales. Misterios y silencios… ¡Verso y melodía! ¡Armonía y palabra!
Basta repasar los títulos de las canciones de este recital dirigido desde el alma de sus intérpretes a las de sus espectadores, para sentir la sustancia de un recital incontable, de esos en los que no se mueve una mosca, en los que el artista mimetiza al público con la obra de arte, en comunión con ella, convertida así en liturgia única. Hasta la pose y el atuendo “casual” de ambos artistas -ella con un “vestido” normal y gris, ajeno a cualquier brillo o boato; él con pantalón y camisa casi tan zarrapastrosos como los del crítico- entonaban con este recital de pureza y verdad.
Por cierto, lejos del cliché del artista “acompañante”, Lukas Geniušas lució la grandeza de un pianismo de primer orden. Lo demostró durante todo el recital. También en la Humoresca de Chaikovski y los dos preludios de Rajmáninov que tocó en solitario, donde mostró y demostró las cualidades de un artista que en 2010 logró el segundo premio en el Concurso Chopin de Varsovia, en la misma edición de oro que ganó su paisana Yulianna Avdeeva. ¡Grandes!
Publicado en el diario Levante el 21 de octubre de 2024.
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