Crítica: El sur también existe-2: Brasil-Argentina, unidos por Piazzola
El sur también existe-2: Brasil-Argentina, unidos por Piazzola
María de Buenos Aires, con música de Astor Piazzola y libreto de Horacio Ferrer. Reparto: Luciana Bueno como María, Márcio Gomes como cantor, Rodrigo López como duende/narrador. Orchestra Sinfônica Municipal, con Milagros Caliva al bandoneón. Coro Lírico Municipal. Balé da Cidade de São Paulo. Actrices performers, artistas circenses y pareja de tango (Simo Raucci y Carol di Monaco). Roberto Minczuk, director musical. Érica Hindrikson, directora del coro. Kiko Goifman, concepción y dirección general. Ronaldo Zero, escenografía. Caetano Brenga, vídeo. Adriana Vaz, vestuario. Theatro Municipal, São Paulo, 22 de noviembre 2024.
Si la anterior crítica desde Sao Paulo hablábamos del Theatro São Pedro, ahora es el turno del Theatro Municipal, el más antiguo de la ciudad (1911). En 1922 albergó la Semana de Arte Moderna, un hito cultural sin parangón en el que creadores de diversas artes (plásticas, musicales, literarias) y el público se vieron durante siete días y que fue la base para definir los movimientos culturales de vanguardia como el antropofagismo y el verde-amarelismo.
Este teatro no tiene que envidar a los europeos. Puede albergar a unos 1500 espectadores con una visión muy aceptable en cualquier lugar, posee un gran escenario y diversos salones (incluyendo un salón de baile), además de una bella fachada. Es muy atractivo arquitectónicamente y su programa cultural no lo es menos, con diversas manifestaciones musicales (con o sin representación escénica) y además es la sede del ballet de la ciudad, de relevancia internacional.
La propuesta de noviembre es la reposición de la ópera-tango María de Buenos Aires, compuesta en 1968 por Astor Piazzola (la definió como una ‘operita’) con libreto del uruguayo Horacio Ferrer. Ambos fueron parte activa en su estreno, el primero en la dirección y bandoneón solista y el segundo como el personaje de Duende (recitativo-declamado). Amelita Baltar, que entonces comenzaba una relación sentimental con Piazzola sería María.
No es muy representada aunque se puede ver de cuando en cuando. Se caracteriza por su fusión del tango tradicional con elementos contemporáneos, creando lo que se conoce como ‘nuevo tango’. Son ocho canciones en cada una de las dos partes. La trama, de tintes surrealistas no demasiado fáciles de seguir, deambula por la vida y muerte de María, una prostituta que navega por el submundo de Buenos Aires, simbolizando las luchas y esperanzas de la ciudad.
En esta ocasión, la mezzo Luciana Bueno interpreta a María: no lo tiene fácil, porque es más canto popular que ópera propiamente, la tesitura del personaje exige un esfuerzo considerable, pero pasa con buena nota.
El tenor pernambucano Márcio Gomes como el Cantor, con una actuación sólida, contribuyendo correctamente al desarrollo de la narrativa.
El actor Rodrigo López recita la parte del Duende: muy sólido y entregado en su papel, con notable presencia sobre la escena.
Todo el equipo, incluyendo coros, es brasileño, con buena dicción en español. Hay que decir que, dada las características del personaje de María, se canta y recita con el ‘pinganillo’. Esto puede parecer extraño pero es normal en esta ópera: tengamos en cuenta que no fue escrita para una cantante de ópera, sino para una cantante de música popular. No se ven afectados los papeles principales pero sí creemos que el reducido coro que acompaña ocasionalmente algunas escenas suena demasiado alto.
La dirección musical fue realizada por Roberto Minczuk, quien dirigió a la Orquesta Sinfónica Municipal, asegurando una interpretación vibrante que combinó tango y elementos clásicos. Como bandoneonista pudimos escuchar a la virtuosa argentina Milagros Caliva, que recibió merecidas ovaciones por su interpretación.
La dirección general estuvo a cargo de Kiko Goifman, quien logró una concepción innovadora al integrar diversos elementos visuales y escénicos (se nota su profesión de cineasta).
Director y orquesta (incluyendo bandoneón) se situaron a la izquierda del escenario mientras la acción se desarrolla en la parte central e izquierda. La escenografía fue diseñada para crear un ambiente evocador del Buenos Aires contemporáneo y marginal. Se utilizaron proyecciones de imágenes antiguas de la ciudad en grandes pantallas que alternaban con filmaciones en vivo de los artistas, siendo un recurso efectivo que ayudó a establecer el contexto social y emocional de la obra.
El vestuario fue otro aspecto destacado, con trajes vibrantes que reflejaban tanto el mundo del tango como el submundo en el que se desenvuelve María.
Las intervenciones del grupo Daspu, compuesto por mujeres de una ONG dedicada a los derechos de las trabajadoras sexuales, aportaron un toque social a la producción. Finalmente, también cabe destacar la actuación de un grupo circense que dieron colorido a la escena.
Últimos comentarios