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Critica: Tras las catacumbas, ¡la tierra y su canción! con Mirian Khukhunaishvili y la Alma Mahler Kammerorchester
Por Publicado el: 11/12/2024Categorías: En vivo

Cítica: Se equivocó el cascarrabias Toscanini. ‘Il trovatore’ de Verdi en Les Arts

Se equivocó el cascarrabias Toscanini

Il trovatore, de Giuseppe Verdi. Drama en cuatro partes. Libreto de Salvatore Cammarano, basado en la obra de teatro El trovador, de Antonio García Gutiérrez. Repar­to: Antonio Poli (Manrico), Olga Maslova (Leonora), Lucas Meachem (conde de Luna), Ekaterina Semenchuk (Azucena), Adolfo Corrado (Ferrando), Holly Brown (Ines) y Filipp Modestov (Ruiz). Dirección de escena: Àlex Ollé. Escenografía: Alfons Flores. Vestuario: Lluc Castells. Iluminación: Urs Schönebaum. Cor de la Generalitat Valenciana (Jordi Blanch Tordera, director). Direc­ción musical: Maurizio Benini. Lugar: Lugar: Palau de les Arts. Entrada: 1.412 espectadores (lleno). Fecha: Domingo, 8 diciembre 2024 (se repite los días 11, 14, 19 y 22 diciembre)

Se equivocó el cascarrabias ToscaniniIl trovatore, de Giuseppe Verdi. Drama en cuatro partes. Libreto de Salvatore Cammarano, basado en la obra de teatro El trovador, de Antonio García Gutiérrez. Repar­to: Antonio Poli (Manrico), Olga Maslova (Leonora), Lucas Meachem (conde de Luna), Ekaterina Semenchuk (Azucena), Adolfo Corrado (Ferrando), Holly Brown (Ines) y Filipp Modestov (Ruiz). Dirección de escena: Àlex Ollé. Escenografía: Alfons Flores. Vestuario: Lluc Castells. Iluminación: Urs Schönebaum. Cor de la Generalitat Valenciana (Jordi Blanch Tordera, director). Direc­ción musical: Maurizio Benini. Lugar: Lugar: Palau de les Arts. Entrada: 1.412 espectadores (lleno). Fecha: Domingo, 8 diciembre 2024 (se repite los días 11, 14, 19 y 22 diciembre)

Il trovatore de Verdi en Les Arts

Se equivocó el cascarrabias Arturo Toscanini cuando dijo aquello de que para montar un Trovatore en condiciones hay que contar con los mejores cantantes del mundo. Es decir, el mejor tenor, la mejor soprano, el mejor barítono y la mejor mezzosoprano. Para bien y para mal, los tiempos han cambiado “que es una barbaridad” también para la ópera, género que ha dejado de ser un circo de voces para convertirse en un espectáculo total y poliartístico. Viene esta perorata a cuento de Il Trovatore estrenado el domingo en el Palau de Les Arts. Una función de alto nivel,  que rebasó muy holgadamente el “en condiciones” del legendario director parmesano.

A pesar de que en la representación el apartado vocal apenas alcanzó el “sin más” , con el único detalle fascinante de  la mezzo Ekaterina Semenchuk (Azucena), esta medianía, obligada por cancelaciones y las mil y una circunstancias que influyen en la compleja diversidad que hoy es la ópera, apenas logró eclipsar sus sobresalientes valores sinfónicos, corales y escénicos. Un trabajo excepcional en su conjunto en el que hay que enfatizar el imaginativo y sabio trabajo escénico de Alex Ollé ,y el gobierno en el foso -y en todo- de un Maurizio Benini que dio sentido, empaque y honor a la palabra Maestro.

Apoyado en una sutil y efectiva escenografía de Alfons Flores, realzada por la genial iluminación de Urs Schönebaum, Àlex Ollé narra y clarifica con escueto detalle la enrevesada trama del libreto  de Salvatore Cammarano, quien se basó en el drama romántico El trovador, del chiclanero Antonio García Gutiérrez, ambientado en Zaragoza “y en lugares cercanos a Castellor”, y estrenado en Madrid, en 1836. Ollé se mete en la piel de los personajes, se esencializa en ellos, y no se dispersa en elucubraciones.

Un espacio limpio, solo poblado por unos módulos cúbicos desplazados hábilmente en vertical, que, con la ayuda de la iluminación y el talento del director catalán, ora son tumbas, ora seto, almenas, trincheras y cuánto haga falta… Un trabajo escénicamente formidable, cargado de imágenes y sentidos, en el que solo cabe el aplauso sin reservas. Inolvidable la escena congelada de “El duelo”, del “encontronazo” entre el Conde de Luna y Manrico, cada uno con sus respectivas huestes y la pobre Leonora en medio. Cum laude a todos.

Tan alto nivel escénico es santo y seña de la época dorada de Jesús Iglesias, quien ha traído a València este formidable montaje, fruto de una coproducción entre las óperas de Ámsterdam, Paris y Roma. Si este trabajo es netamente superior al de Gerardo Vera de 2012 – con el que Il Trovatore recaló por vez primera en Les Arts, dirigido musicalmente por Zubin Mehta-, su nivel vocal no alcanza el de la excelencia de entonces.

De hecho la cantante triunfadora de esta función, la mezzo rusa Ekaterina Semenchuk, ya interpretó el papel de Azucena en aquella ocasión. Como entonces, desde su genuina vocalidad, paisana de las de mezzos tan inolvidables como Arjípova, Obratzova o Borodina, la Semenchuk volvió a cargar de fuerza dramática, temperamento y carácter a la ardiente gitana bilbaína.

La soprano ucraniana Olga Maslova no es, ni de lejos, la Maria Agresta que cantó en 2012. Comenzó mal, con un “Tacea la notte placida” dubitativo, entrecortado y rácano de aliento, que hizo pensar lo peor. Por fortuna, la cosa se recompuso y pudo culminar la función sin sobresaltos e incluso con momentos notables, como el aria “D’amor sull’ ali rosee” o en el trío  “Di geloso amor sprezzato”. Antonio Poli (Manrico), quien ya cantó en Les Arts el modesto papel de Arturo en Lucia de Lammermoor (2010), vuelve ahora con un Manrico bien delineado y cantado, con una voz sustancialmente grata, pero exenta del brío, empuje y arrojo que requiere el gitano guerrero.

El gran momento de la Pira pasó casi inadvertido, sin pena ni gloria. Por su parte, el barítono estadounidense Lucas Meachem, llegado en el ultimísimo momento para reemplazar al indispuesto Artur Ruciński, salvó con notabilidad situación y compromiso el personaje de conde de Luna. Voz importante y verdianamente gobernada, dotada de la fuerza y carácter de los que adoleció el Manrico de Poli. No cabe omitir en esta crítica el buen oficio y canto de Adolfo Corrado (Ferrando), Holly Brown (Ines) y Filipp Modestov (Ruiz).

Pero con todo, junto al formidable equipo escénico, los triunfadores de la noche fueron coro, orquesta y Benini, quien gobernó con temple, impulso, sabor verdiano, tradición y transparencia una partitura y un género del que él es maestro de maestros. Mimó y arropó con esmero y detalle los grandes episodios melódicos, y cargó de pulso y énfasis las cabaletas y números de conjunto.

Hizo sonar a la Orquestra de la Comunitat Valenciana con lenguaje verdiano y la calidad excepcional de sus mejores noches. En algunos momentos, el foso pudo eclipsar las voces, pero éste era un problema coparticipado con la brillante sonoridad del foso de la Sala Principal de Les Arts y con la proyección limitada de algunas de las voces del desigual reparto.

El Cor de la Generalitat -comandado interinamente por Jordi Blanch Tordera, tras la jubilación de Francisco Perales-  salió más que airoso de una ópera en la que desempeña capital cometido. De hecho, el “Coro de gitanos” supuso uno de los momentos álgidos de una función que pese a todos los avatares que ha sufrido este accidentado Trovador, se sitúa entre los trabajos mejor acabados presentados en la escena privilegiada del Palau de Les Arts. Así le pese a Toscanini y a todos los casposos que aún piensan que la ópera es cuestión de voces “y lo demás”. Éxito total en un Palau de Les Arts abarrotado hasta las trancas. ¡No era para menos! ¡Bravo!

Crítica publicada en el diario LEVANTE el 10 de diciembre de 2024

Justo Romero

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