Crítica: ‘El Mesías’ de Haendel, en Baluarte
El Mesías, de G. F. Haendel, en Baluarte
Haendel: El Mesías. Krystian Adam, Kresimir Strazanac, Maarten Engeltjes, Hannah Morrison. Kammerchor y Barockorchester de Stuttgart. Frieder Bernius, dirección musical. Pamplona, Baluarte. 19 de diciembre de 2024.
Se ha convertido en tradición en Pamplona ofrecer este oratorio de Haendel en vísperas de la Navidad, siguiendo el ejemplo de la larga tradición inglesa. Se ofreció aquí por última vez en el año 2022. Siempre me ha llamado la atención la tradición de ofrecer este oratorio en época navideña, ya que es verdad que trata del nacimiento de Cristo, pero también de su muerte y resurrección, que, por cierto, ocupan la mayor parte del oratorio.
Lo cierto es que son ya muchos años de tradición y hoy a ningún teatro se le ocurriría ofrecer el Mesías en Semana Santa. Así que seguiremos adelante con la tradición y seguiremos asistiendo al Mesías por Navidad y a la Pasión de Bach en Semana Santa.
Este Mesías era interpretado por el Kammerchor y la Barockorchester de Stuttgart bajo la direccío de su titular y fundador, el alemán Frieder Bernius. Ayer no era un buen día para asistir a un concierto, ya que llovía de forma abundante y hacía frío en Pamplona. Me temo que este frío contagió al escenario de Baluarte y, efectivameente, asistimos a una representación de El Mesías tan fría como el tiempo que reinaba en el exterior. En cambio, el frío no llegó a la zona de espectadores, que, pese a todos los inconvenientes, abarrotaron Baluarte.
Como digo, hemos asistido a un Mesías bajo la direccion de Frieder Bernius y su lectura ha sido correcta, si se quiere, pero con grandes dosis de frialdad y monotonía, una falta de emoción y en suma una versión simplemente aburrida, en una palabra. Ni siquiera el Hallelujah calentó en exceso el Baluarte, a diferencia de otros años. La Orquesta me pareció correcta y no mucho más, no pudiendo decir que su prestación fuera brillante. Me gustó más el coro. Una y otro estaban formados por 29 y 31 componentes, respectivamente.
En cuanto a los solistas, tampoco podemos decir que fueron capaces de calentar el ambiente. Casi diría que todo lo contrario, ya que, en general, la modestia presidió sus actuaciones. De los 4 componente el único conocido era el tenor Krystian Adam y fue el único que ofreció una actuación convincente, cantando con gusto y con una voz no excepcional, pero bien manejada. Kresimir Strazanac era el supuesto bajo, aunque me pareció más barítono que bajo, ofreciendo una voz de cierta ampitud, apretado en ambos estremos de la tesitura y más bien modesto en agilidades.
La parte tradicional de mezzosoprano la cubrió el contratenor Maarten Engeltjes, cuya voz dejaba mucho que desear, y el canto de agilidades, que siempre ha caracterizado a los de su cuerda, tampoco pasó de la más pura modestia. Finalmente, tuvimos a la soprano Hannah Morrison, cuya voz responde a una soprano ligera, prácticamente inaudible en las notas bajas y con sonidos exesivamente metálicos en la zona alta.
El concierto comenzó con nada menos que 9 minutos de retraso, que supongo se debieron al mal tiempo reinante en el exterior, y tuvo una duración total de 2 horas y 33 minutos, incluyendo un intermedio y una breve parada entre la parte segunda y tercera. Duración musical de 2 horas y 4 minutos.
El Auditorio Baluarte había agotado todas las localidades. El público se mostró también frío durante el concierto, no habiendo aplausos sino al final de cada parte y tampoco el Hallelujah hizo que se levantara un clamor en la sala.
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